Liz Taylor, gorda pero "puñeteramente maravillosa" para Richard Burton

La hipnótica mirada de Elisabeth Taylor con unos ojos de un rarísimo color violeta fue lo primero que llamó la atención de Richard Burton. Fue en el año 1961 cuando coincidieron por primera vez durante el rodaje de la película ‘Cleopatra’.

Ninguno de los dos se imaginaba que lo que iba a surgir entre ellos sería lo que posteriormente la prensa norteamericana bautizó como la gran historia de amor del siglo XX, una historia que la propia Elisabeth Taylor recordó hasta el final de sus días. Cuando pidió ser enterrada con una carta que le envió Richard Burton antes de morir pero... ¿Qué le escribió en esa carta?

Sexys, famosos, apasionados…. Tanto Elisabeth Taylor como Richar Burton contaban con un abultado y escandaloso curriculum amoroso así que cuando se encontraron en plató por primera vez todo el equipo sabía lo que iba a pasar.

Cuando acabó el rodaje, dejaron a sus respectivas parejasy se casaron dos años más tarde. Su matrimonio fue tan tormentoso como su noviazgo. Famosas fueron sus peleas y famosas fueron sus reconciliaciones.

Se divorciaron después de 10 años, se volvieron a casar pero apenas duraron juntos unos meses más. Cada uno rehizo su vida pero nunca pudieron olvidarse. Justo antes de morir Richard escribió a Elisabeth una carta que ella recibiría tres días después de conocerse el fallecimiento. En esa carta, él escribió: “Mi hogar está donde estés tú. Y yo quiero volver a casa”. Esa carta fue el recuerdo con le que Elisabeth pidió ser enterrada. Y junto a ella permanece.

Su historia ha inspirado un montón de romances Divinity como el de Meredith Grey y Derek Sheperd. Elisabeth Taylor y Richard Burton protagonizaron juntos nueve películas más pero en ninguna plasmaron el ardor de su relación como en Cleopatra. La historia de una mujer que ascendió a reina de Egipto, levantó un imperio y se hundió por amor a Marco Antonio. Una obra maestra en la que por encima de todo, brilla la sublime y desgarradora interpretación de Eslisabeth Taylor. El último gran mito.