Ana Obregón, ¿evolución o involución?

Así son la tripa y las piernas de Ana Obregón cuando cortamos la parte de arriba de la foto.

En 2009 no hubo posado oficial pero los objetivos de las cámaras pillaron así a Ana Obregón, ¿lleva el mismo triquini de este año con la pedrería cambiada de sitio?

Ese año, Ana tampoco quiso posar para los fotógrafos y se fue a disfrutar del verano a Formentera pensando que con esa cinta en la frente nadie la reconocería mientras rebuscaba algo bajo su bikini.

Seguramente ésta sea una de las razones por las que Ana ha decidido retomar sus célebres posados, dar la cara y evitar que le fotografíen las posaderas.

Unos kilitos de más le sentaban estupendamente a Anita, sobre todo en las piernas y en la tripa, mucho más tersas hace 4 veranos que ahora.

Anita se hacía la remolona y no quería quitarse la camisola mientras hacía como que buscaba algo en el bolso y aprovechaba para enseñarnos una cartera carísima. Atención al estampado del bolso con una entrañable foto en la que aparece el niño que mordía los micrófonos de las reporteras.

Fue cuestión de cinco minutos que Anita enseñara su bikini mientras dejaba ondear al viento un rosario de perlas cultivadas.

¡Caramba, el mismo rosario del año pasado con medio metro menos de perlas! Quizás esta foto revela el misterio de por qué Ana lleva triquini muchas veces a pesar de lo poco favorecedores que son: ¿ves la raya que sale desde el ombligo hasta el pecho?, es una cicatriz de una operación de estómago de cuando la Obregón tenía 13 años, quizás con el paso del tiempo y las carnes menos tersas Ana está optando por taparla.

La intrépida y arriesgada Ana, alias “Cousteau”, sale del agua tras inspeccionar los fondos submarinos de la costa mallorquina, ¡no olvidemos que es bióloga!

¡Cómo le gusta un brillo y un rosa a Anita! Casi tanto como una permanente recién hecha.

Ana se ha mantenido siempre en forma dando carreras por la playa tras su hijo, que no se estaba quieto ni un segundo.

Ni bikini, ni triquini, la Obregón pensó que lo mejor era el bañador para correr tras su hijo Alejandro, de cuatro añitos por aquel entonces. Eso sí, Ana es fiel a sus brillos y sus rosas.