Desfile Real en Suecia

Ella princesa, él plebeyo propietario de gimnasios. Un hombre hecho a sí mismo, como Mette-Marit, como Mary de Dinamarca, como nuestra Letizia. Aunque a diferencia de los Príncipes de Asturias estos se besaron de verdad.

Finalmente la Princesa Victoria se puso la tiara de camafeos que también llevó su madre en su boda. Aquí con el padre de la novia, que lleva más joyas que su hija. Miedito.

Inexplicable el vestido de Magdalena de Suecia que se supone que es la guapa de la realeza europea.

Parecido al vestido de Magdalena de Suecia, aunque en tono más claro. Con lo graciosa que era aquella Mette-Marit díscola, su transición a señora de bien la sitúa en la esfera del aburrimiento más profundo.

Carlos Felipe de Suecia es el centro de todas las miradas. Soltero, guapo, y con novia streaper. Un poco de acción, por favor.

Es ella quien acapara el protagonismo. Con un vestido nude, el color de las últimas temporadas, Letizia llevaba la cabeza bien alta, el cuerpo bien tieso. ¿La nueva Rania?

Meses de comparaciones entre Letizia y Rania, pero luego aparecen en el mismo evento y se demuestra que las comparaciones son odiosas. El traje de Rania, elegante y cero ñoño, el recogido atrevido. Daría el pego en cualquier alfombra roja.

Charlene Wittstock, la nadadora novia de Alberto, tiene más envergadura que su pareja. Por cierto, esa manía de llevar chaqué blanco del Príncipe de Mónaco no sólo es una horterada, sino que le hace parecer el camarero.

Le gusta a la Infanta Elena dejar claros sus orígenes y adornar sus trajes con motivos taurinos. Olé.

Marta Luisa nunca ha destacado por su gusto vistiendo, y su gusto es dudoso. El pastel de fresa que se ha puesto encima parece confeccionado con los cortinajes del ala infantil de palacio.

La Infanta Cristina es siempre discreta. No se lanza como su hermana mayor, ni se equivoca, como su cuñada. En el clavo. Una vez más.

el Príncipe Federico de Dinamarca lleva encima todo el atrezzo para protagonizar 'El soldadito de plomo', cuento de Andersen, paisano suyo. ¿Será un homenaje?

Rosario Nadal y Kyril de Bulgaria se separaron el año pasado. Bien, o no querían perderse la boda y han hecho de tripas corazón, o en verdad son de esas parejas que se llevan fenomenal, conservan una sólida amistad y procuran coincidir por el bien de los niños. Puag.

Sophie Rhys-Jones sigue los pasos de su suegra con peligrosa tenacidad.

A ella le gusta la risa, divertirse, bailar. Y ponerse un traje de sirena a lo bata de cola. Que por muy holandés que sea su marido ella es argentina.

La reina Sofía también con el color de la temporada. Saber de qué va vestida la Reina Beatriz es tarea complicada.

Es ver a la Reina Margarita y sentir unas irrefrenables ganas de cuadrarse ante ella.

Un poco de moreno y placidez canaria entre tanto frío sueco.

Parece que el Príncipe Nicolás tiene novia formal. Durante años fue el soltero de oro de la realeza europea. Que alguien me lo explique.

Los ilustres vecinos.

Ella es tan soporífera que convierte al Príncipe Philippe en un tipo divertido. Bueno, casi.

Sin trono pero con banda. Y en todos los saraos.

Su mujer, la Princesa Masako, se retiró del mundanal ruido pues la rectitud de la corte nipona le estaba atacando los nervios, algo muy mal visto en Japón. En fin, Naruhito solo tiene una hija, así que apoya el ascenso al trono de una Princesa, que es lo que ocurrirá con Victoria de Suecia.

no os asustéis por el traje de la Princesa Mabel, no lo ha improvisado ella. Será de firma. Recordad que en su boda lució este particular diseño de los excéntricos Victor&Rolf.

Es que a los holandeses les va eso de epatar con su atuendo.

Luxemburgo es un país tan chiquito (y sin casiraghis) que cuesta mucho identificar a sus jefes de Estado. Ni aunque colecciones el Hola.

Unos primos lejanos de esos que se invitan a las bodas por quedar bien. Y vienen.