Lo primero que hay que hacer es buscar una postura boca arriba que te permita estar muy relajado. Deja fluir la respiración a su propio ritmo, y permite que todos los pensamientos y percepciones lleguen y se vayan. Déjalos libres y no los retengas. Abre tu mente y siéntete tú mismo. El objetivo es que a través de respirar profundamente, la energía vital se manifieste en el cuerpo.