Los gestos de la pareja

SALUDO AL PUEBLO.- A pesar de que la felicidad brilló por su aunsencia en el rostro de Charlene, la nueva princesa no dejó de saludar a los monegascos que se concentraron para ver a los novios salir de la iglesia de Sainte-Dévote. Alberto, algo más sereno, no se animó a lanzarles un beso.

BESO, PERO SIN PASIÓN.- Ella rígida y él con los ojos abiertos. Más que programado (como el de Guillermo y Catalina), fue un beso forzado. Cero pasión.

... Y TAMBIÉN ALGUNA SONRISA- Bastante contenidas, sobre todo si la comparamos con la última novia real a la que vimos, pero sonrisas al fin y al cabo. Más relax después de 'oui'.

LA PRINCESA TRISTE.- La de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock no fue precisamente una boda de sonrisas ni de gestos de alegría. La novia lejos de parecer feliz se mostró más bien como la princesa triste. No hubo brillo de alegría en sus ojos...

HUBO LÁGRIMAS...- No hubo sonrisas típicas de boda, pero sí lágrimas también bastante características en estos eventos. Claro que no parecían precisamente de felicidad...

OTRO BESO HIERÁTICO.- Más rigidez después del pequeño atisbo de relax. Charlene cerraba los ojos demasiado apretadamente, mientras que Alberto los mantenía bien abiertos. ¡Ni una cosa ni la otra!

NO POR MUCHO BESARSE...- Es como el refrán. Ni amanece más temprano, ni aparece la pasión. Otro beso sin complicidad.

MIRADA AL SUELO.- Nada de mirar al frente. Charlene paseó por Mónaco con la vista hacia abajo.