¿Quién no ha entrado alguna vez al metro y una ráfaga de mal olor le ha amargado la mañana? En Viena ya han puesto solución a este problema repartiendo más de 14.000 desodorantes en sus estaciones. Y como aquí no podíamos ser menos, Yola, que igual te gana un reality como que se calza una bata de inspectora de sanidad, se ha presentado en Moncloa para copiar a los vecinos austriacos. Berrocal, como siempre, salvando a la humanidad.