Raquel del Rosario visibiliza los obstáculos de su hijo Leo por tener autismo: "Para él encajar es un reto"

2 de abril. Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Una fecha que la cantante Raquel del Rosario ha querido resaltar en su feed de Instagram. Hace unos meses, la exvocalista de El Sueño de Morfeo contaba que su hijo Leo, el mayor, tiene TEA. Un trastorno que, cuando se lo diagnosticaron, le enseñó que “el lenguaje del amor no entiende de palabras ni de idiomas”.

En una situación tan crítica como la que nos ha tocado vivir por esta pandemia parece estar generándose un sentimiento de conciencia colectiva. Y esta alianza universal ante una crisis sanitaria como la que ha provocado el coronavirus ha hecho que la artista tenga esperanza en que “logremos por fin aceptar e integrar al otro, sea quien sea, con sus capacidades y necesidades”.

Raquel ha querido reivindicar que todos tengamos nuestro lugar en el mundo. “Sin tener que recurrir a distintivos, campañas ni gritos de guerra, porque ya nadie nos señala o ignora”, ha apuntado, recordando que en las tribus de nativos americanos, las personas con capacidades diferentes se consideraban un regalo.

Sobre esto ha querido hacer hincapié: en el hecho de que "las barreras y diferencias las hayamos creado nosotros”. Hace unos días, su hijo le dijo que quería irse “a la casa de arriba” haciendo referencia al cielo. Porque la experiencia en casa le ha hecho descubrir que “encajar en este mundo es todo un reto muchas veces” para el pequeño Leo, que este verano cumplirá seis años.

Su intención es que la existencia de “niños hada”, como se denomina a los niños con autismo, “es un recordatorio, un llamamiento de las voces antiguas para que volvamos a ser una Gran Tribu”. La presencia del TEA en la familia también ha sido una lección para Mael, el hijo pequeño de Del Rosario, que está aprendiendo a “dejar de subestimar el poder de lo invisible”.

Raquel del Rosario se rinde durante la cuarentena

La cantante vive en Estados Unidos junto a sus hijos y su marido, Pedro Castro, con el que se casó en California en 2013. Juntos están aprendiendo a acostumbrarse a esta cuarentena, una situación extrema ante la que Raquel del Rosario decidió rendirse hace apenas una semana.

“Yo, como siempre, queriendo controlarlo todo, incluso en estos tiempos, en los que la vida insiste en recordarnos que no hay nada que podamos controlar”, planteó ante el desgaste que supone para ella ser madre, compañera, profesora, cocinera y ama de casa a la vez. Una intención de soltar el control que ha supuesto una “revolución interna” para ella. Porque, como bien dice, el coronavirus “supondrá un antes y un después en la conciencia colectiva”. También en la suya.