Peor vestidas Oscar

CÓMO DESTROZAR UN MCQUEEN. Cuando pensaban que los Alexander McQueen sentaban bien a todas, llegó Jessica Chastain y se puso el escote corazón hasta las orejas. Sí, lo peor de este modelo no es el modelo en sí, es el rollo de carne que le hace a la mujer entre el vestido y la axila. Fatal.

ELLA ES UNA ESTATUILLA. Vale que la novia de George Clooney no sepa si esta es su única gala de los Oscars, pero que se disfrace del propio Oscar para llamar la atención... es muy fuerte. Stacy Keibler eligió, como ya se había anunciado cuando fue al desfile, un Marchesa repollo en tonos dorados. Otra que mata mosquitos a cañonazos.

COMIDA POR SU PERSONAJE. La actriz Busy Philips iba correcta en este vestido gris con escote palabra de honor de Dolce & Gabbana. El error vino después, cuando decidió añadir unos escandalosos pendientes (verde, azul, morado...) y unas sandalias rosa fuerte. ¿Se la ha comido su personaje de Cougar Town?

UN BACHE EN EL CAMINO. Sorprende ver a Michelle Williams aquí, ¿a que sí? Ella, que llevaba un camino estético tan recto (¡incluso alabamos su alfombra roja de H&M!) ha torcido la mirada hacia un modelo naranja eléctrico de Louis Vuitton. ¿Qué es lo que más odiamos? No sabemos si son los fruncidos, el peplum innecesario, ese lazo con brillantes o incluso el clutch rosa. Fingiremos no haberla visto.

ESTOS HARAPOS ME LOS ENCONTRÉ EN CASA. Yo también iría como una loca si pasase de ser la hermana famosa a una secundaria más. Kate Mara, que imitó el estilismo de Mila Kunis del año pasado, no acertó con este modelo malva de Jack Guisso Couture que evidentemente era un tono demasiado similar a su piel. O quizá fueron los pelos y la cara de loca...

¿COMO LA SUEGRA? Hay quien ha dicho que Charlene de Mónaco imitó a Grace Kelly en la alfombra roja. Eso sí que es ser optimista, porque ese vestido de Akris no parece muy diferente a un camisón, cosa que la Kelly (de cuyo fallecimiento se cumplen 30 años) no hubiera llevado jamás a una alfombra roja. Es cierto: tener de acompañante a Alberto de Mónaco no ayuda a sonreir y posar para las cámaras.

VUELVE JENNY FROM THE BLOCK. Aunque la mona se vista de seda, las caderas le quedan. El esperpento óptico de Zuhair Murad que vistió Jennifer Lopez trataba de imitar los años dorados de Hollywood. Eso es cierto. Otra cosa es que lo lograra. Ese culazo latino debería saber que su figura requiere de otro tipo de rayas, otro tipo de elementos... ¿Y qué me dicen de esos brazos al aire, así, gratuitamente?

ALFOMBRA A TOPOS. Vale que Natalie Portman parece tan dulce, tan Platero y yo, que todo se le perdona... pero, ¿Cómo se le ocurre presentarse a los Oscars con un vestido de lunares? Es como irse al Corral de la Morería vestida de Valentino. El modelito que lleva es un modelo vintage de los años 50 de Christian Dior (ni por esas le perdonamos), y resulta más apropiado para pasear con los personajes de Jane Austen por Mansfield Park.

BURRUÑOS A MI. Una de las ganadoras de la noche. Obviemos que se ha vestido de dorado como los Oscars (ya por eso hemos criticado a Stacy Keibler), pensemos mejor en cómo cierra el vestido: ese broche en la cadera en la que parece que toda la tela confluye. Querida Meryl Streep, siento ser yo la que te lo diga (y a toro pasado): este Lanvin no ayuda nada a tu figura. Las sandalias y el bolso, eso sí, estaban a la altura.