Esto es lo que pasa cuando Justin Bieber twittea tu número de teléfono

DELIA RODRIGUEZ 17/08/2010 14:21

Cuando veo un número de teléfono escrito en las puertas de los baños públicos siempre lo miro con curiosidad. Ya sabéis, cosas del tipo “Llámame al 555-555-555, me llamo Marta soy una guarra y me gusta que me lo digan”. Suelo imaginarme una trágica historia de odio adolescente y me pregunto si alguien llamará alguna vez.

Por eso me ha gustado tanto la historia que ha protagonizado Justin Bieber, ese chico que es trending topic permanente de Internet y que en su cortísima existencia (tiene 16 años) ha conseguido tres hitos: protagonizar una biografía, desatar las iras de 4Chan y darle nombre al mejor grupo de Facebook que conozco.

Resulta que el fin de semana Justin twitteó un mensaje en el que decía “llamadme todos o mandadme un mensaje al 248-XXX-XXX”. El número no era el suyo, claro, sino el de su supervillano del momento. Y vaya si llamaron. Ya tenemos la versión 2.0 de la venganza juvenil de la puerta del baño de chicos del instituto. Sólo hace falta ser una estrella, hacerse una cuenta de Twitter y ser seguido por más de 4,5 millones de personas.

El teléfono en cuestión pertenecía a un quinceañero de Detroit, Kevin Kristopic, que hackeó la cuenta de Twitter de un amigo de la infancia de Justin para conseguir el número de móvil del cantante. Ante tal afrenta, Justin no dudó en lanzarle a su legión de seguidores. No tardó mucho en retirar el mensaje (me imagino a algún padre o agente dándole una colleja y retirándole la paga de 50 dólares del día), pero el mal estaba hecho. Los fans lo vieron y retwittearon inmediatamente.

Kristopic, tras algún mensaje poco educado, ha cerrado su Twitter, pero ha publicado un vídeo de su iPhone que ilustra etnográficamente a la perfección lo que ocurre cuando uno molesta a una superestrella adolescente: ha salido en la televisión y en medios de todo el mundo, ha tenido que cerrar su cuenta en la red social, ha recibido unos 26.000 mensajes de texto y el móvil resultó prácticamente inutilizado por las llamadas. También le puede caer una buena bronca, ya que su padre está con los dedos cruzados para que su plan telefónico cubra la recepción de mensajes internacionales.

La venganza de Justin no ha sido el único caso en el que una estrella aprovecha el poder que le otorgan las redes sociales para lanzar ejércitos virtuales contra quien ha osado molestarles. La cantante MIA hizo exactamente lo mismo a finales de mayo pero con el número de móvil privado del periodista del New York Times Magazine que escribió una historia sobre ella que no acabó de gustarle.

Claro que MIA duplica con creces la edad del pequeño cantante canadiense, y tras su venganza existían cuestiones políticas y personales. Pero la lección, seas un quinceañero de Detroit o un reputado periodista del New York Times, parece la misma. Piénsatelo bien antes de meterte con alguien que tiene millones de followers. O desearás estar otra vez en el instituto intentando tachar el mensaje que han dejado sobre ti en la puerta de los baños.

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