Belleza XXL: las fotos centímetro a centímetro

divinity.es 09/04/2010 14:35

La edición francesa de Elle volvió a sorprender. Si hace un año Monica Bellucci, Sophie Marceau y Eva Herzigova aparecían en su portada fotografiadas sin maquillaje y sin ninguna clase de retoque digital, ahora la protagonista es Tara Lynn, una bella modelo cuya particularidad son sus curvas y su talla 48.

No es la primera vez que la voluptuosidad es noticia en las pasarelas y en las revistas de moda, la propia Tara Lynn aparecía en enero con otras tres modelos XL en V Magazine. Aunque ese reportaje no fue imagen de portada, como sucede con el de Elle. Un gran atrevimiento teniendo en cuenta que el mundo de la moda aún tiene a la delgadísima Kate Moss como canon (a pesar de sus muchos años recorriendo pasarelas).

El canon fotográfico de Vogue: la talla 36

El reportaje fotográfico de la "sublime Tara Lynn", como la califican en Elle, se nos antoja como una suerte de respuesta a la reciente polémica que tuvo como protagonistas a Gabourey Sidibe, candidata al oscar a la mejor interpretación femenina, y a Anna Wintour, la implacable editora de Vogue (que sirvió de inspiración para la película El diablo se viste de Prada). La actriz, famosa por su notable sobrepeso, denunció que había sido vetada para aparecer en la revista de Wintour.

No es la primera ocasión en la que la gurú de las tendencias se ve involucrada en una polémica semejante. Para que la estrella de la televisión Oprah Winfrey fuese portada de Vogue, Anna Wintour le impuso como condición que rebajase su peso. Y es que la leyenda dice que la que algunos califican como 'editrix' por su dureza no contrata a nadie con una talla por encima de la 36. Es impensable que una chica como Tara Lynn, siete tallas por encima de ese canon impuesto de facto impuesto en Vogue, pudiese aparecer en sus páginas y mucho menos protagonizar una portada.

Sí, la belleza también es XXL

David Oldhan, autor del reportaje, un habitual de la revista Elle, es uno de esos fotógrafos con oficio que no retrata a supermodelos o estrellas del espectáculo. Sus fotos, siempre realizadas sobre fondos neutros y con una iluminación sencilla, usan como principal recurso expresivo la propia figura femenina. Las modelos son las grandes protagonistas de sus imágenes.

No deja de ser paradójico que el reportaje se abra con un desnudo, un tipo de foto que no suele estar protagonizada por nadie que no venda millones de discos, haga películas taquilleras o pertenezca al olimpo de las supermodelos. La relativamente anónima Tara Lynn aparece como un nuevo icono erótico sentada en un sillón de mimbre, un claro guiño a la mítica película Emmanuelle (en V Magazine también pudimos verla posar desnuda).

Siguiendo la misma línea de darle protagonismo, el reportaje incluye también un retrato de su rostro, en el que se resalta la belleza y la radiante juventud de esta modelo que rompe con los cánones.

Divierte contemplar el juego irónico que el fotógrafo establece al hacerla posar con dos símbolos de la delgadez extrema: unas anillas y un potro de gimnasia artística. Respecto al estilismo resalta la imagen en la que aparece luciendo un ceñido y ultracorto vestido, una foto en la que incluso se han exagerado precisamente las arrugas de la tela (que resaltan la figura de una Lynn que está radiante en todas las fotos). Para magnificar su belleza y frescura el fotógrafo se recrea en la extraordinaria melena de la modelo, que recuerda a la de la mejor Brigitte Bardot; congelándola en pleno movimiento en varias tomas.

También se usa Photoshop

No dudamos de la belleza natural de Lynn ni de la calidad de las fotos, pero nos tememos que una vez más han sido retocadas con Photoshop. Algo que se deja ver sobre todo en las que ella posa desnuda y en el retrato de primer plano. Su piel aparece excesivamente aterciopelada y sin ningún rastro de estrías, cosa que no es demasiado creíble y que no pensamos que sea debido únicamente a los efectos del maquillaje.

Sin embargo, el tratamiento digital no es excesivo en estas fotos. En el citado reportaje de V Magazine en cambio era notorio el retoque de las pieles de las modelos, pues aparecían casi dibujadas como una suerte de pinp-ups de plástico, sin apenas marcas de expresión y con unos tonos de piel completamente irreales.

A pesar del artificio en el acabado final de las fotos se agradece la apuesta de Elle. Una portada como esa es un toque de atención para la industria del prêt-à-porter y, en general, para los medios de comunicación, tan proclives a asociar belleza y juventud con delgadez.

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