Zahara 'santa' en discos: “Las canciones me sirven para asumir la realidad”

divinity.es 17/04/2016 14:49

Zahara cabreada en sitios. Zahara 'santa' en discos. Zahara de risas en el fotomatón de Divinity. Hablamos con una de las compositoras con más sensibilidad y rollo de los últimos años sobre cómo 'da misa' sobre un escenario, los dinosaurios asturianos, su divertidísimo novio periodista, lo bien que le vienen los desamores para componer ('Frío' remueve) y, entre otras cosas, cómo dio "un puñetazo en la mesa" de su exdiscográfica y salió pitando de aquel "mundo de piruletas" para autoeditarse. Zahara interesante en entrevistas.

¿Cómo nació 'Zahara cabreada en sitios'

(Risas) Fui a un museo de dinosaurios en Asturias, porque me enacantan los dinosaurios, pero no me gustaron mucho las figuras. Así que me hice bastantes fotos delante de ellos cabreada. Luego se nos fue de las manos. Hay gente que me pregunta que por qué me cabreo tanto como una pregunta seria…

Tienes alguna foto gloriosa…

Yo también lo pienso (risas), y se lo digo a mi chico, porque en realidad todo esto fue un regalo que me hizo. Me fue haciendo muchas fotos cabreada y un día me creó el Tumblr. 'El pescado está seco', y me hacía foto. 'Esto no me gusta', foto. El texto es de él. Yo poso, él crea y yo me parto de risa. Es periodista, pero dice que esto es su obra cumbre.

¿Periodista?

Sí, de hecho nos conocimos en una entrevista antes del disco. Aunque ahora intentamos no mezclar los dos mundos. El Tumblr es la única relación profesional que tenemos (risas).

¿Te hace muchas preguntas?

Claro, los periodistas hacéis muchas preguntas, pero a mí me encanta que lo haga: le puedes soltar en cualquier sitio que nadie se va a quedar sin hablar. Siempre va a preguntar algo que va a animarlo todo. Hace poco se quedó con un tío mío a solas que no habla mucho y acabó contándole toda la historia de la familia…

¿A ti te gusta preguntar?

Soy más de hablar, me cuesta preguntar. Su curro me parece alucinante, es difícil llevar la dirección, saber por dónde ir. Yo tengo más gracia respondiendo.

¿Por qué le has puesto 'Santa' a tu disco?

Por las similitudes que veo entre la música y el lenguaje religioso. La música es nuestra nueva religión. Se habla de los ‘fieles’ que ‘peregrinan’ a los festivales y cuando estás arriba supongo que es bastante parecido a dar ‘misa’. Vengo a cantar mi ‘sermón’. A veces les miro y no sé si estamos en un concierto o ha aparecido una virgen detrás de mí y la están mirando. Aparte de que solo por haber nacido en España, una cultura judeocristiana a tope, tenemos metidas en nuestra forma de hablar muchas expresiones religiosas, que cuando te paras a pensarlo dices: ‘ostras, seguimos dentrísimo’. El contenido, obviamente, no tiene nada que ver con la religión: no es nada ‘santo’, es muy carnal.

'Frío' parece una canción muy personal…

Fue la que más me costó del disco. No hacerla en sí, sino decidir que me atrevía a hablar de eso: de cuando una relación se acaba. Una vez que lo decidí, me llevó solo una tarde. Lo afronté y lo asumí. Me pasa mucho, una vez que compongo una canción, estoy mucho mejor. Me pasó también con ‘Rey de Reyes’, que es una rabieta y venía a decir que esa persona no me importaba una mierda. Una vez lo saqué se me pasó el cabreo, me quedé más tranquila y pensé: ‘bueno, si tampoco es para tanto’ 8risas). Las canciones me sirven para asumir la realidad. También está ‘Caída libre’, que es alegría y fiesta.

¿Puedes escribir sin basarte en cosas personales?

La gente supongo que se inventa cosas muchas veces, pero yo no soy esa persona. Necesito entender bien y haber vivido de alguna manera eso de lo que estoy hablando. Puede ser que no me haya sucedido a mí, o que hable de cosas mezcladas… pero tengo que entenderlo. Si lees sobre escritura y creatividad, siempre se dice que lo que necesita alguien que escribe es vivir. Te nutres de experiencias, de relaciones y de personas que inspiran lo que escribes. Si se habla mucho de rupturas y de relaciones rotas es porque obviamente hay una fuente real que ha inspirado todo eso. Por desgracia…

Vamos, que tienes ahí una mina…

Lo peor es que son relaciones gordas. Los ligues no me inspiran tanto. Quizá sí la tensión sexual, la emoción de cuando conoces a alguien por primera vez, pero luego no pasan a las canciones. Hablo más sobre eso en mi blog, con pequeños relatos y poemas, que se llama ‘Las tardes de verano son para chicos que comen pipas’. ¡Si no está en el disco es que apenas ha existido!

Da la sensación en tus letras de que te gustan los mundos pequeños dentro de los grandes…

Mucho. De hecho desde preadolescente recuerdo leer libros de psicología de mi madre, que es profesora pero hizo luego psicopedagogía. Siempre me ha interesado mucho el ser humano, por qué nos pasan las cosas que nos pasan. Cómo algo que me ha pasado a mí y solo a mí, una experiencia súper personal que he vivido, acaba siendo la banda sonora de muchas personas. Esta universalidad de las imágenes. Cómo somos todos de complejos y de sencillos a la vez.

¿Cómo eres de compleja y sencilla en tres palabras?

Es muy difícil esta pregunta (risas)… A ver. Muy trabajadora. No empollona, que parece que consigue las cosas a base de empeño. Yo soy más de fijar un objetivo y trabajar mucho para conseguirlo. Si veo que falla, pues no me obsesiono y cambio. Levantar temprano, contestar mails, entrevistas, salir a correr, componer, tocar la guitarra, hacer otros textos… no paro. Irónica también. Y seriéfila.

¿Seriéfila antes de otras cosas?

Sí, creo que me define bien. Me encanta el cine, voy todas las semanas un par de veces y veo más de quince películas al mes. Pero las series me gustan porque, si son interesantes, puedo ver cómo se desarrollan los personajes a lo largo del tiempo.

¿Tú también se has sufrido cambios en los últimos años, no?

Desde luego. Antes de ‘La fabulosa historia’ ya hacía algo muy parecido de lo que hago ahora a todos los niveles. Era mi propia jefa, invertía en los discos que quería hacer, etc. Luego apareció Universal y decidió que iba a ser la leche, vender muchísimo y que iba a estar en las casas de todos los españoles. Yo nunca me lo creí del todo, pero a veces me parecía divertido pensarlo. Se suponía que ellos sabían, al fin y al cabo. Salió un disco que tenía parte de mí y de otra mucha gente que no tenía nada que ver conmigo. Era un producto ‘agradable’, pero le faltaban cosas. Cuando llegó ‘La pareja tóxica’ di un puñetazo en la mesa y me marqué un disco oscurísimo y tristísimo, que lucha contra ese mundo de piruletas. No nos tiramos nada a la cabeza, pero acabamos con la decisión clara de no trabajar juntos nunca más. No había manera de entenderse. Ahora estoy en una regresión al comienzo, libre pero con toda esta experiencia encima: tengo 32, no 21. Los errores llevan a veces a sitios muy interesantes.

¿Cuesta ejercer el derecho a reinventarse con tanta exposición?

Es complicado. A mí me ha costado dos discos y estamos en ello. ‘La pareja tóxica’ es para mí mi disco más indie, el más opaco en melodías y estructuras y letras. Quizá hubiese conectado a gente que le gusta eso, pero no llegaron a escucharlo por prejuicios a mi anterior disco, el de Universal. Entiendo que pase, aunque me da rabia. Ahora parece que la gente lo va escuchando sin más.

¿Te consideras indie?

(Risas) No tengo ni idea. ¿Qué es ser indie? El otro día hablábamos de ello en la furgo y llegamos a la conclusión de que lo indie es lo que va al Sonorama y lo que no va al Viña Rock. Y luego queda el Starlite de Marbella para el resto (risas).