Escote profundo en V: la última tendencia de 'photocall' va directa a tu armario

divinity.es 05/02/2017 15:58

Los vestidos que más desviaron la atención en la gala de los Globos de Oro fueron los de profundísimos escotes en V que pasearon por la alfombra roja, entre otras, Jessica Biel (más en U que en V), Emma Stone o Mandy Moore. ¡Hasta el ombligo! Esa parece ser la consigna de la temporada y no sólo en vestidos de fiesta, esta tendencia ha llegado a la calle combinada hasta con vaqueros. Si lo tienes todo en su sitio sólo hace falta cinta de doble cara para evitar imprevistos.

Cualquier diva de los setenta fue igual de moderna

Si hay una década glamurosa en el siglo XX esa es la de los setenta, con todas sus plumas, licras, satenes, lentejuelas, brillos y enormes escotes bailando música disco bajo los focos de la legendaria Studio 54. La moda femenina de la época potenciaba la delgadez casi andrógina, las formas poco curvilíneas de la que presumían entre muchísimas otras Diana Ross y Jerry Hall, de ahí que los escotes hasta el ombligo se convirtieran en el modo más erótico y moderno de enseñar que no necesitabas usar sujetador.

Propuestas de pasarela para todos los estilos de mujer

Todas y cada una de las tendencias de los años setenta, igual que las de décadas anteriores y posteriores, se revisan y reinterpretan para dar lugar a ‘nuevas tendencias’. Es el caso del escote en V, que ha vuelto de la mano de firmas como Gucci y Max Mara, que lo recuperan al estilo ‘working gil’ sin más prenda que un traje sastre abotonado a la cintura o Ralph Lauren y Elie Saab -en su colección para la próxima primavera-, que prefieren la versión glamurosa de los vestidos de terciopelo y las lentejuelas disco.

También han apostado por estos vertiginosos escotes, cada uno a su manera y enfocado en un tipo diferente de mujer, Calvin Klein -que los integra en una colección muy urbana-, Prabal Gurung -que los reserva para sus prendas más sofisticadas-, Valentino -que es capaz de combinarlos con delicadísimos vestidos de bailarina- o Roberto Cavalli -en una potente mezcla de estilos que fusionan la Belle Époque con el rock de Janis Joplin-. Una demostración de que todos los estilos de mujer tienen encaje en esta tendencia.

La manera más actual es dejarte abierta la blusa

A pesar de su sencillez no es un estilismo fácil en ningún sentido, ni por sencillo ni por cómodo, pero es una de las grandes apuestas de estilo tanto de día como de noche. Basta un simple gesto, dejar desabrochada la blusa hasta el botón de la cintura, para que un estilismo correcto se convierta en un look de vértigo. Para muestra la simpleza de combinarlo de día con vaqueros y alpargatas, a lo Kendall Jenner y para la noche con un pantalón negro o con una falda lisa, como Rosie Huntington y Cristina Rodríguez.

Esta lección básica se traduce en que si eliges enseñar escotazo, lo mejor es convertirlo en el protagonista absoluto, o dicho de otro modo: esta vez sí, menos es más. Por otro lado está la cuestión de la comodidad, pero esto ha dejado de ser un problema si recurres a las cintas de doble cara que sujetan el tejido a la piel en el lugar exacto del que deseas que no se mueva.

Quítale hierro y sal escotada a la calle

Si un escote de vértigo te produce exactamente esa sensación, ni se te ocurra usarlo para salir a la calle, se notará que vas incómoda y es lo peor que te puede pasar. Lo mejor para lucirlo con estilo es olvidarte de él, lo segundo mejor es que la copa de tu sujetador no supere la talla A, aunque hay quien lo lleva con mucha soltura sin cumplir esta segunda premisa.

Quitarle hierro al escote es tarea fácil, puedes combinarlo con prendas sport como unas zapatillas deportivas, unos mocasines, un pantalón vaquero o uno de pana. También puedes sumar a tu look ciertos complementos como un gran ‘shoping bag’, una enorme bufanda o grandes y largos collares. Otra opción es superponer prendas como un abrigo o una enorme rebeca de punto e incluso llevar debajo un jersey fino de cuello vuelto, un top lencero u otra prenda que sirva de parapeto. Finalmente puedes optar por un estilismo masculino, aunque esta última idea puede hacer el efecto contrario: potenciar todas tus cualidades y multiplicar por diez tu feminidad.