Maximizando… el pelo de la Reina

divinity.es 26/04/2012 18:18

He decidido poner los ojos en ese “algo” inalterable que identifica tanto a nuestra Reina Sofía: su peinado.

Ese casquete, perdonad la expresión, que se mantiene invariable desde hace años, lustros, décadas… Un peinado indestructible, enlacado, inmóvil, estático, permanente, inanimado, inerte, reposado, sereno, estacionario, detenido en el tiempo. Pongo muchos sinónimos para que vosotros maximicéis conmigo.

Ese pelo se ha ido matizando levemente con los años, el color simplemente. La forma es prácticamente la misma, como los clicks de famóbil.

La Reina ajena a las modas lleva siempre esa medida “justa” que la define: peinado, con raya, laca, puntas levantadas y tono rubio ceniza según mi madre que me acaba de llamar porque la ha visto en la inauguración de la Cumbre del Turismo. No la recuerdo de otra forma y ya tengo 41 años. Si lo pensamos, sólo Lola Herrera y Michael Knigth han mantenido intacto su coiffure professionnelle durante tanto tiempo, sobreviviendo hasta después del Coche Fantástico o Cinco Horas con Mario. Perdurables pese a las modas de blogueras gafapastas.

Estos días he empezado a ver reportajes aduladores, periodismo beatificante, sobre los años de matrimonio de Juan y Sofía. Son reportajes en blanco y negro en semanales y revistas que sirven de nostalgia pero, sobretodo, de souvenir melancólico para mantener la institución. Nada como mirar atrás para decir “qué bonito, cuánto glamour, qué belleza”. De esas crónicas que cuando uno las lee recuerda el inicio de la novela de Ana María Matute: “Nací cuando mis padres ya no se querían” (Paraíso inhabitado). Recomendable.

No pueden parecer Ministras de turno o Presentadoras de Televisión, ELLAS deben sugerir majestad, grandeza, pompa. Incluso alejarse ligeramente del ciudadano, si no, el cuento no parece cuento. Por eso creo firmemente que cada Reina tiene un emblema que la identifica. Maximizo: si Isabel II siempre va con ese bolsito -¿qué guarda? ¿las llaves? ¿el móvil? ¿kleenex? ¿lexatines?- pendular en el antebrazo como un maniquí de Punto Roma, nuestra Reina Sofía de Grecia ha hecho lo propio con su peinado. Un día decidió que sería ESE LOOK y lo ha mantenido invariable a gobiernos y cacerías. Apenas se lo retira en verano con una bandana que lo mismo vale para tomar el sol que para tapar la raya de las canas.

Qué divertida locura habría sido que la Reina hubiera ido cambiando de peinado. Demasiado para una institución, lo sé. Es mi hora del gintónic y voy acabando. Ya nadie se la imagina de larga melena, tiñéndose de cobrizo, caoba, platino… ni tampoco girándose hacia los fotógrafos en plan Sara Carbonero. Ser Reina significa mantener tipo, aguantar la sonrisa, al marido y, en este caso, el pelo… perfecto para una corona que nunca lleva.