Las claves de los diez años de matrimonio de los Príncipes (por su aspirante a biógrafo)

Carlos Otero 22/05/2014 11:45

22 de mayo de 2004. La presentadora de la Segunda Edición del Telediario y el Heredero de la Corona se dan el 'sí quiero' en la Catedral de la Almudena. Parece que fue ayer, pero han pasado diez años ya de aquella jornada para la historia y el recuerdo. Una década de aquella lluvia torrencial, de la aparición en solitario de Carolina de Mónaco tras la 'cogorza' monumental de su entonces marido Ernesto de Hannover la noche anterior y de la patada de Froilán a los hijos de Urdangarín. Muchas cosas han cambiado desde entonces y otras se han mantenido inalterables. Oteradas repasa las claves de estos primeros diez años de matrimonio de Los Felizia. Y lo hago yo, el futurible biógrafo de la princesa, algo que otorga a este texto mayor valor periodístico, si cabe.

Diez años, en cifras

Los Príncipes de Asturias han superado su primera década como matrimonio con sobresaliente en lo que a su función representativa se refiere. En este tiempo, los Príncipes de Asturias han asistido a 1.516 actos, han tenido juntos 248 audiencias, el Príncipe de Asturias ha pronunciado 679 discursos y su esposa 86. En este año 2014 año doña Letizia ha erigido como la princesa más 'curranta' de Europa: su agenda institucional supera con creces a las de sus 'colegas' Mary Donaldson, Kate Middleton y Mette Marit, que tienen una vida profesional mucho más relajada. Vamos, que Letizia es la alumna aventajada de la clase y el resto de princesas son algo menos aplicadas.

La sucesión dinástica: llegan Leonor (2005) y Sofía (2007)

Tan sólo año y medio después de casarse, los Herederos garantizaron la estabilidad representativa del país con la sucesión. La pequeña Leonor, que en seguida se convirtió en uno de los personajes más entrañables de la Primera Familia, llegaba al mundo el 31 de octubre de 2005. Dos años después llegaba su hermanita, la Infanta Sofía. Su madre preserva con celo la intimidad de las pequeñas, exponiéndolas a la luz pública lo justo y necesario. Esto le ha valido muchas críticas a la Princesa. El pasado 2 de mayo acudieron a su primer acto oficial ¡¡Más monas!!

Los retoques

Mucho se ha hablado de la afición de doña Letizia por la cirugía plástica. La princesa puede estar tranquila: si la principal acusación que se puede utilizar contra ella es que 'está muy operada', es que lo está haciendo bien. La función principal de Doña Letizia como Princesa, y también cuando sea Reina, es la representación institucional del país, y para ello conviene presentar el mejor aspecto posible. La Princesa se ha realizado una rinoplastia, parece que se inyecta botox con frecuencia, se trata las bolsas de los ojos con infiltraciones de vitaminas y ha corregido su dentadura con una ortodoncia. ¿El resultado? Críticas por doquier pero un rostro, aunque menos natural, mucho más armónico, más juvenil.

Los escándalos familiares (de él)

La Familia Real pasa por su peor momento de popularidad en mucho tiempo. Y ellos mismos tienen mucha culpa de ello. En estos diez años, la imagen de la Monarquía ha entrado en caída libre a causa de las actividades financieras al margen de la legalidad del matrimonio Urdangarin, el divorcio de los Marichalar, los escarceos a cazar elefantes, quizás en compañía de la entrañable amistad de Corinna, los libros polémicos de Pilar Urbano y hasta las correrías adolescentes de Froilán. Tan solo la Reina Sofía parece haber mantenido una conducta intachable.

Los escándalos familiares (de ella)

Los Ortiz-Rocasolano tampoco se han comportado de manera muy ejemplar en estos diez años. El triste fallecimiento de la hermana menor de la princesa, la 'esquizofrenia' sentimental de Telma, las actividades ilícitas de la abuela Menchu, los exámenes con chuletas de mamá Paloma, las críticas tuiteras de la tía Henar y los libros polémicos del primo David destapando abortos de juventud entre otras lindezas le han provocado más de un quebradero de cabeza a la Heredera.

Las crisis matrimoniales

En estos diez años también ha habido lugar para la crisis matrimonial. Hasta Zarzuela, tan hermética y poco comunicativa se vio obligada a reconocer que la pareja "pasaba por altibajos". El pasado verano se apreció el mayor distanciamiento de la pareja con un evidente aumento de las escapadas en solitario de la princesa provocando ausencias sonadas en el verano mallorquín. De un tiempo a esta parte, parece que la comunicación ha vuelto a la pareja. Nos alegramos de ello.

Los errores

Los Príncipes han cometido errores flagrantes en estos diez años en común. La princesa, preocupada por ofrecer una imagen protocolaria y profesional, ha terminado proyectando una sensación fría y distante. La decisión de “esconder a las Infantas” y diferenciar entre la agenda pública y privada tampoco ha sido una idea brillante, máxime cuando sus privilegios sociales provienen por vínculos estrictamente familiares. Desde aquí digo 'no' al concepto de Príncipes de Asturias con jornada laboral cerrada de 8 a 2 y con fines de semana libres que han intentado imponer.

Los aciertos

Los aciertos y el buen hacer de los Príncipes de Asturias en estos diez años han ocupado muchas menos páginas y minutos de televisión, pero superan ampliamente en número a los fallos. Los príncipes se han involucrado en diferentes causas (Felipe más representativas y Letizia de índole social como las Enfermedades Raras, los deshauciados o cuando defendió el matrimonio gay ante el presidente de Chile) y han sabido capear los problemas de la Institución a la que representan y la difícil situación del país. Mientras muchas voces (y medios) han intentado menoscabar su imagen, en prensa internacional proyectan una imagen inmejorable.