Ubersexuales: Hombres que se cuidan y se echan cremitas sin perder testosterona

Carlos Otero 18/10/2013 16:56

Siempre he atacado la ‘metrosexualidad’ y sus elementos derivados: hombres depilados, vestidos como si fuesen a hacer la comunión en una ceremonia de eucaristía gay y con una partida presupuestaria en peluquería más importante que la que destina Cher a pelucas. Por suerte para todos hay un movimiento masculino en el que, sin descuidar su apariencia física, no dejan de parecer hombres y no réplicas de Ken, el novio de Barbie: los ubersexuales.

En el mundo celebrity encontramos varios ejemplos de hombres metrosexuales que dejan bien claro el dicho gallego de 'un hombre es un hombre y un gato, un bicho': Hombres con actitud como George Clooney, Zidane o Hugo Silva plantan cara a los estereotipos entre lo 'femenino' y lo 'hortera' de Cristiano Ronaldo, Guti, Escassi o Luis Rollán.

El trascendental paso del ‘metro’ al ‘uber’

Algunos famosos han sabido reciclarse de un tipo a otro. Uno de los mejores ejemplos es el de David Beckham, que comenzó como estereotipo y ejemplo a seguir de los metrosexuales para terminar convirtiéndose en un uber. Pero no es el único, ni mucho menos.

Otros ubersexuales de bandera, como Miguel Ángel Muñoz o Miguel Ángel Silvestre tienen un pasado metrosexual que pretenden que olvidemos pero que este medio, a la vanguardia de la información, recupera para regocijo de los lectores.

Las cosas claras

Aunque le plante cara a la metrosexualidad, el ubersexual no es sinónimo de dejadez estética (que nadie se piense que el Paco el de las Omaítas, Mauricio Colmenero de ‘Aida’ o Joaquín Sabina son ubersexuales, por el amor de Dios). Este tipo de hombre tiene preocupación por su estética pero no cuida cada elemento, pasa de complementos innecesarios que le restan masculinidad y no renuncian a rasgos de identificación de género como el vello corporal. El ubersexual es la revisión de inicios del siglo XXI al dandy de comienzos del XX.

La ubersexualidad quizás es más mentirosa que la metrosexualidad porque tras esas barbas de tres días o ese look casual se esconde una imagen estudiada al milímetro. Generalmente los ubersexuales son tan narcisistas como los metrosexuales pero potencian más su naturaleza de hombres y menos atención a ‘mariconadas’ como ir con más complementos que Lady Gaga en Navidad o estar a la última en diseño y decoración.

Para que no me tachen de frívolo, sostengo toda esta teoría sobre razones etimológicas (Oteradas, siempre con el lenguaje, algún día tendré el sillón de la ‘O mayúscula’ en la RAE). El término ubersexual proviene de la raíz germana ‘über’ (que quiere decir “sobre” o “encima”) que complementado al concepto ‘sexo’ viene a significar que está por encima de lo sexual: está seguro de si mismo, resulta sofisticado sin necesitar resultar complejo. El término se ampara en el superhombre (übermensch) de las teorías Nietzsche (Oteradas, con la Filosofía del Siglo XIX): el macho-líder de la manada.