Un desastre por culpa de la gota fría: así fue la boda de Emilio Aragón y Aruca Fernández-Vega

Podría decirse que Emilio Aragón y Aruca Fernández-Vega llevan toda la vida juntos. Se casaron en 1983, pero se conocieron cuando eran solo unos adolescentes, con 17 años él y ella 16. Juntos han levantado proyectos profesionales de gran envergadura, mientras que en el terreno personal han tenido tres hijos y cuatro nietos, formando una gran familiar. Recordamos sus comienzos como pareja y su boda, celebrada hace más de cuarenta años. 

Unidos por el circo

Como es bien sabido, la familia de Emilio Aragón, de origen cubano, se había dedicado al espectáculo toda su vida. La de Aruca, aunque ella nunca lo menciona, pertenece a una prestigiosa familia de médicos y su tía paterna se casó con el secretario del rey Juan Carlos. Por abuelo materno, el empresario circense Manuel Feijoó, dueño del Circo Price y del Circo Americano, que contrató a la familia Aragón cuando llegaron a España. 

Pero esto no bastó para que se conocieran y entablaran una relación. Lo determinante fue que la hermana de Emilio, la cantante Rita Irasema, y el tío de Aruca se enamoraron y se casaron. Así fue como los dos jóvenes se conocieron realmente y comenzaron a salir. 

“Este está como un grillo”

Aruca contó en una entrevista a la revista Vanity Fair que Emilio “era muy divertido. Estaba todo el día haciendo el ganso. Iba conduciendo por la Castellana se bajaba y se ponía a bailar con la música a todo volumen. Yo pensaba: ‘Este está como un grillo”. Sin duda ese carácter tan especial de Emilio la conquistó por completo, al igual que lo impredecibles que eran sus planes juntos. 

Una boda con gota fría

Si le preguntas a Aruca por el día de su boda, lo que recuerda es que fue un desastre a causa de la famosa gota fría. Era 19 de agosto, en Asturias, la tierra de la familia de la novia, y el fenómeno atmosférico les sorprendió en plena celebración, arruinando el aperitivo, con todo el mundo pisando el barrizal y con la novia llorando encima de la cama porque todo era un desastre. Puede que no fuera un día soleado en el que todo salió a la perfección, pero lo que está claro es que la suya fue una boda que supuso el inicio de un longevo y feliz matrimonio.