Ana es la hija perfecta. Tamara, sin embargo, tiene un máster en meter la pata. De una admiración absoluta durante la infancia, la relación entre ambas ha terminado derivando en una rivalidad sobre la que hasta la mismísima Preysler se ha pronunciado. Las redes, sus entrevistas e, incluso, las declaraciones públicas de ambas, lo demuestran. ¿Será la incorrección de Tamara un problema en Villa Meona?