En una sociedad en la que predominan las frases hechas como la de “ya no se puede decir ni bromear con nada”, a las personas activistas se las considera “ofendiditas” y las celebrities dicen tener “miedo” a responder a las preguntas de los periodistas a los pies de un photocall por aquello de la cultura de cancelación en X (Twitter), el testimonio de profesionales comprometidos como el de Raúl Tejón resulta cuanto menos esperanzador.
El actor, que ha participado en series míticas de la televisión española como ‘Hospital Central’, ‘Comisario’, ‘Al salir de clase’ y un largo etcétera, se presenta en las instalaciones de Mediaset España en un momento agridulce pero de clara exposición mediática, ya que junto a los hermanos Caballero (creadores de ‘La que se avecina’) ha alcanzado el éxito internacional, incluso en Taipéi (Taiwán), dando vida a su tocayo Raúl Camacho, un ‘macho alfa’ cazurro, sensible y que se hace pequeñito cuando se da de bruces con el amor ¿verdadero?.
Tanto Alberto como Laura, llevan décadas escribiendo y dirigiendo guiones para televisión haciendo reír a millones de espectadores y reflexionando desde el humor. ¿Cuál es el truco? “Uno siempre puede hablar de lo que le dé la gana, pero no se puede señalar al diferente para hacer burla de él. Eso lo hacen los bullyers. Sin embargo, cuando el humor, como en esta serie, lo que hace es igualarnos a todos y presentarnos como perdedores resulta más inteligente, como los Caballero. Además, ponen el foco en un debate que está candente en la sociedad”.
Sobre la fama y su exposición en photocalls, Tejón reflexiona sin tapujos: “Se nos exige que tengamos opinión sobre un tema y muchas veces no la tenemos formada sobre algo en concreto. Los afectos me interesan mucho más y me parecen más interesantes”.
A pesar de estar viviendo una de las etapas más exitosas de su carrera a los cuarenta y ocho años, el madrileño confiesa en la entrevista exclusiva que puedes ver al completo dando al play al vídeo que abre este reportaje que es precisamente el trabajo lo que le resultó un salvavidas, pues hace tan solo seis meses perdió a su madre y enfrentarse a esta situación, como a cualquier ser humano, se le hace cuanto menos complicado. “Es difícil seguir. La incineré y a los tres días estaba en Buenos Aires rodando una comedia romántica de la que soy el protagonista y no podía echar el freno en ningún momento. Menos mal que tuve la película y me permitió hacer el tránsito desde otro sitio”.
Emoción es también eso que siente y transmite cuando habla de las mujeres empoderadas con las que se crio y creció, pues fueron en gran medida quienes le hicieron ser el feminista en constante deconstrucción que es en la actualidad e, incluso, cuando habla de su Getafe natal: “Es identidad. Yo puedo salir de ahí, pero Getafe no saldrá nunca de mí. Me ha dado perspectiva, conciencia de clase y me ha ayudado a amar la cultura, a pesar de que los 80 fueron complicados. Es una ciudad que ha construido una identidad propia y ha levantado universidades y hospitales. La gente no tiene que irse de allí para labrarse un futuro”.