Cava, Trueba sin dormir tras los Goya y mucho humor: los premios Biblioteca Breve

Esther L. Calderón 11/02/2014 17:32

"Mira, mira, el del Goya", decían los viajeros que iba cruzándose por la estación de Sans, en el taxi y en la entrada del Museo Marítimo, un maravilloso espacio altísimo y diáfano a dos minutos del puerto, donde se celebró el cóctel y la comida del premio Seix Barral de Biblioteca Breve, que reúnen todos los años a buena parte de la escena literaria en un mix muy atractivo. Pesos pesados de la literatura. Autores jóvenes. Periodistas culturales. Muchos reencuentros. Y más cava.

"¿En lo primero que pensé con el primer Goya? En que no decir ninguna tontería", nos contó a Divinty el director de ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ cuando conseguimos robarle unos segundos en el cóctel. No fue fácil. Todos reclamaban unos minutos con el chico del día, con permiso de Aramburu, que fue el protagonista oficial. "Después pensé en toda esa gente que me quiere y que sabía que estaba muy feliz", añadía Trueba antes de que nos lo robase la ex Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. Eso sí, le dio tiempo a mandar un saludo a Divinity.es:

La gente comenzaba a llegar al cóctel, la parte más social de todo premio literario. La parte con más jugo, mucho del cual no puede ser exprimido más allá de los corrillos. Las cerca de veinte mesas ya estaban dispuestas al fondo. Manteles blanquísimos con servilletas rojas. Arcadas de ladrillo y altísimos ventanales. Elvira Navarro, Lara Moreno, Nuria Barrios, Espido Freire y Ángela Vallrey, que habían venido juntas en el tren desde Madrid, hablaban ya con otros escritores como Manuel Vilas, colaborador de Divinity.

"Lo del grupo de música es un hobbie, pero me encanta", nos cuenta con una caña en la mano Agustín Fernández Mallo (izquierda en la foto), que toca la batería, el bajo y la guitarra y acaba de grabar un disco. Casi al mismo tiempo ha publicado 'Limbo', su quinta novela, y está encantado con las críticas positivas que ha recibido porque, nos confesó, tenía algo de miedo tras el éxito de su trilogía 'Nocilla', que ha dado nombre a toda una generación de autores.

Este físico residente en Mallorca, que ha pedido una excedencia del hospital en el que trabajaba antes de su primera obra con enfermos oncológicos, también nos chivó que él mismo eligió la foto de portada del libro, de una fotógrafa alemana que le llamó la atención por sus "perturbadores juegos de perspectiva".

El que tampoco pensó ser escritor de primeras fue Fernando Aramburu (1959) –quería ser portero de la Real Sociedad-, el ganador del Biblioteca Breve con ‘Ávidas pretensiones’, su salto al humor "elegante, inteligente, de ese en el que los hilos de la realidad se van tejiendo hasta dar con situaciones delirantes”, nos explicó en un renuncio, justo después de la comida.

En la mesa se sentó con los miembros de su jurado: Eduardo Mendoza, Pere Gimferrer, Caballero Bonald, Carme Riera y Elena Ramírez, plumas potentes del país y la directora editorial de Seix Barral.

"Trabajé mucho tiempo con niños y de ellos aprendí la importancia de hacer sonreír a quien tienes al lado. Para mí el humor es una necesidad vital, es el mejor modo que he encontrado de estar a buenas conmigo mismo”, nos explicó Aramburu más relajado, copita de cava en mano. Por si alguien quiere pasar un buen rato, os adelantamos que 'Ávidas pretensiones' –una alegría de 30.000 euros- narra el desvarío de un grupo de poetas reunidos en un convento, donde se explayan con ironía sobre temas como el sexo y la fama.

Otro de los hombres que más miradas acaparó fue Enrique Vila Matas (Barcelona, 1948), uno de los autores en español más consagrados y peso pesado de la editorial, el maestra de las coincidencias. Una de las chicas de prensa reparte una libreta negra para cada invitado, una edición especial que Moleskina ha hecho para el evento (la tiene Fernçandez Mallo en la foto de arriba).

Cerca estaba Lara Moreno, uno de las jóvenes talentos, que acababa de llegar del Hay Festival de Cartagena de Indias y apenas le había dado tiempo de dar un beso a su hija, de dos años y medio, antes de montarse en el tren hasta Barna. Su primera novela, 'Por si se va la luz', en la que una pareja de urbanitas rompen con todo y se van a viri al campo, está funcionando como un tiro.

Con una sonrisa le recibió Elena Ramírez, directora editorial desde 2007 de Seix Barral. Alguien pasa y va dejando a los invitados de las mesas las libretas negras que Moleskine ha creado especialmente para la ocasión.

Se nota que a Elena le gusta lo que hace. Y que lo hace bien. "Llevo viviendo esta comida desde el 2000 y me encanta lo que hago. Si no, tendría que cambiar", nos explica Ramírez después de la comida (mouse de puerro, ensalada de membrillo y carne al horno con lasaña de patata). Otros muchos colegas de otras editoriales también la saludan: "una de las cosas que más me gusta es que invitamos a todos, incluida la competencia", añade.

Y como todo el mundo sabe (incluido Proust), no hay evento de importancia sin postre rico: tarta de chocolate con virutas y vainilla, café y cambio de corrillos. Los fotógrafos de la prensa escrita aprovechan para hacer los últimos retratos. Miramos el reloj. El Ave de vuelta a Madrid esperaba a una veintena los mejores escritores actuales.