Cómo distinguir arcada de atragantamiento en tu bebé durante la alimentación y cómo manejarlo

Cuando comienza la alimentación complementaria de un bebé, a partir de los seis meses de edad, el mayor miedo que se tiene es que el niño se atragante. De hecho, a veces nos alarmamos cuando se produce una arcada y pensamos que nuestro hijo podría ahogarse. Además de no quitarle ojo mientras come, es de gran ayuda saber cómo distinguir arcada de atragantamiento y cómo manejarlo. Te contamos en qué se diferencian y cómo debes actuar en cada caso.

¿Qué es una arcada?

Una arcada es similar al vómito, sin que este tenga por qué producirse, causado por un movimiento del estómago. Seguro que has presenciado muchas arcadas de tu bebé durante la lactancia o la alimentación con leche de fórmula. Pero cuando comienzan a tomar sólidos, es lógico que nos alarmemos cuando se produce una arcada. Eso sí, hay que saber que se producen como acto reflejo para evitar atragantarse con un solido que no van a poder ingerir. Por lo que se trata de un mecanismo que protege al bebé, incluso cuando tras la arcada se produce un vómito. 

¿Qué es un atragantamiento?

El atragantamiento, en cambio, es el acto de atragantarse y se produce cuando un alimento se queda atrapado dificultando la posibilidad de respirar y pudiendo causar el ahogamiento. En este caso, evidentemente, es más importante que estemos muy atentos y seamos capaces de reaccionar con rapidez.

¿Cómo diferenciar arcada de atragantamiento?

Para actuar con rapidez hay que distinguir entre ambas posibilidades. Cuando se produce una arcada, el bebé se comporta como si fuera a vomitar, de hecho muchas veces ocurre, y hace fuerza con el abdomen. 

Si lo que está ocurriendo es un atragantamiento, lo que suele ocurrir es que el bebé puede comenzar a toser, tener dificultad para respirar, para hablar o afonía. Incluso si no es grave, los labios pueden ponerse azules, el rostro pálido y llegar a perder el conocimiento. 

¿Cómo hay que actuar en cada caso?

Cuando se produce una arcada, no es necesario hacer nada. Tal y como hemos dicho, se trata de un acto reflejo del organismo para defenderse de un posible atragantamiento, y es beneficioso, incluso si se produce el vómito. Con el atragantamiento, en cambio, sí hay que actuar. Puedes hacerlo de diferentes maneras:

  • Si el niño está tosiendo y se le ve con energía, hay que asegurarse de que está incorporado. Deja que tosa y anímale a hacerlo, sin dar nunca palmadas en su espalda, ya que es contraproducente. 
  • Si aunque tosa, tiene dificultad para respirar y empieza a palidecer, hay que pedir ayuda. Puedes intentar sacar el trozo de comida que se le ha atascado poniendo el dedo en forma de gancho
  • Si no lo consigues, tienes que hacer esta maniobra: En los niños menores de 1 año da 5 golpes secos con el talón de la mano entre las dos escápulas y luego otros 5 golpes con dos dedos en la zona media del pecho. Si no conseguimos que expulse el alimento, repite la maniobra.
  • Cuando es grave y el niño queda inconsciente, es necesario, además de pedir ayuda urgente, iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar.