¿Quién es en realidad Julian Assange?

IRENE SERRANO/ESTHER L. CALDERÓN 15/04/2011 09:16

Dos libros sobre el fundador de Wikileaks coinciden este mes en los escaparates. Uno ('Wikileaks y Assange') es del periodista de 'The Guardian' David Leigh, quien trabajó y convivió con él durante la publicación mundial de las ya históricas filtraciones. El otro ('Inside Wikileaks') lo firma su antigua mano derecha, Daniel Domscheit-Berg, quien ya no le puede ni ver. Ambos coinciden en describir al hacker más famoso de la historia como un ser paranoico y falto de higiene personal, pero hay más, mucho más. ¿Estamos ante una campaña de desprestigio o es Assange en realidad un ser tan peculiarmente complejo?

"Brillante, loco y herido". Así define el periodista de 'The Guardian' David Leigh a Julian Assange, a quien acogió con su familia en Londres durante el proceso de publicación en prensa de las filtraciones de Wikileaks. Leigh ha estado en España para presentar su 'Wikileaks y Assange', que será llevado al cine por Spielberg. ¿Quién puede resistirse a una historia llena de piratas informáticos, filtraciones gubernamentales, espías, guerras y sexo?

Según ha contado el responsable de investigación de los últimos 30 años del periódico inglés, vio por primera vez a Assange cuando éste se presentó sin duchar y sin comer en su redacción. No sólo le invitó a comer esa jornada (Assange pidió 12 ostras y un trozo de queso), sino que se convirtió en su compañero de piso. "Fue un absoluto desastre en la convivencia", afirma Leigh.

En ese tiempo, vio con sus propios ojos cómo Assange trabajaba sin descanso 48 horas seguidas hasta caer rendido otras 24. El orden día-noche no existía para él. También se fijó en que apenas pasó por el baño: "Entre la comunidad de hackers, de la cual él es un líder, no está mal visto 'olvidarse' de la higiene personal: Se entiende que has estado ocupado en temas más importantes que algo tan tonto como una ducha", explica Leigh.

¿Estrella del rock?

En cuanto a su carácter, Leigh lo define como "voluble" y "paranoico" ("usa sólo tarjetas de crédito y ropa prestada", afirma) lo que, a su entender, es la clave por la que tiene 50% de grupies y otro tanto de enemigos. "Assange puede resultar encantador, con un humor mordaz y gran astucia, pero también puede mostrarse cáustico y estallar en estados de furia", explica Leigh. Eso sí, le gusta mantener todo bajo su estricto control. "Todo lo que ha pasado le está sobrepasando, ha mutado en una especie de estrella del rock", remata.

Según el libro, y a la espera de que el propio Assange cuente su versión de los hechos en las memorias que planea publicar planetariamente en junio, el hacker llegó a hacerse un perfil en la página de contactos OKCupid, en el que se definió como un "activista intelectual apasionado y a menudo cabezota" que "busca sirena para mantener una aventura amorosa, tener hijos y alguna conspiración ocasional. Debe ser ardiente y juguetona, muy inteligente".

Su ex colaborador directo, decepcionado

La antigua mano derecha de Assange en Wikileaks y fundador de Openleaks, Daniel Domscheit-Berg, también lanza su particular demonización en 'Inside Wikileaks'. Daniel lo presenta como un genio fuera de sí, que pese a su empatía inicial acabó por comportarse con él como un verdadero patán.

Del mismo modo que otras personas de su entorno, Daniel destaca que cuando conoció a Julian, éste no se aseó durante los cuatro días que duró el congreso al que asistieron juntos. Un dato totalmente irrelevante a la hora de juzgar el comportamiento de una persona, pero lo suficientemente detallista como para desgastar su imagen pública.

Daniel le describe en ocasiones como a un paranoico que desde el principio de Wikileaks, incluso cuando eran completamente desconocidos, evitaba las reuniones en aeropuertos y estaciones de tren con él. Cuenta que siempre aparecía por sorpresa, a veces a horas intempestivas, algo que pudo heredar del carácter de su madre, Christine, quien recorrió toda Australia huyendo de un exmarido alcoholico. No en vano, Assange estuvo en 37 colegios diferentes.

Ego superlativo

El que fuera por un tiempo compañero de batallas de Assange, destaca repetidas veces que sus conversaciones se mantuvieron en su mayoría por chat, ya que Julian evitaba comunicarse con él por teléfono u otros medios.

Daniel da a entender que Assange siente un profundo desprecio por la gente común y señala, por ejemplo, que según Julian a todos nos gusta el spam porque nos da un motivo para quejarnos. Relata incluso una anécdota en la que Assange envió a toda la lista de contactos de Wikileaks (unas 35.000 personas) un email diciendo "por el momento, Julian Assange no está disponible para entrevistas", aún sabiendo que a la mayoría no les importaba.