Teresa Perales, la sirena sonriente

divinity.es 22/08/2012 01:07

"Es más sencillo sonreír porque en esta función intervienen menos músculos que tratando de estar serio". Esta frase de Teresa Perales en Aragón Televisión describe muy bien al personaje. De hecho, su apodo deportivo ha sido siempre 'La sirena sonriente'. Porque en su vida sólo hay éxitos, superación y más éxitos. No hay motivo para que no sonría. Posiblemente, su sonrisa como abanderada española en los Juegos Paralímpicos de Londres sea una de las más bonitas de la historia del deporte español.

Una enfermedad neurológica la obligó a sentarse en una silla de ruedas desde que tenía 19 años. Pero "no ha sido lo más duro en la vida de Teresa", ha explicado su marido en televisión cuando le preguntan por el estado de su mujer. Incluso sostiene que si no hubiera sido por esa desgracia, su vida no hubiera estado luego llena de retos, muchos de ellos superados, y proyectos. Ojo con todas las facetas de esta mujer porque no sólo se limita a nadar: también es política, escritora, fisoterapeuta, profesora, le encanta bucear ¡y montar a caballo! Miedo da que se haya abierto una cuenta de Twitter este verano. Otro dato indicativo más: corrió el rally Baja España – Aragón junto al piloto Vicente Colás y ha sido presidenta de Pilotos 4x4 sin Fronteras.

Por supuesto, también le encanta ir de compras. Ella lo llama "shoppinear", como los mexicanos. Y tiene buena consejera, su suegra lleva una boutique en Zaragoza y viaja con frecuencia a París en busca de las últimas tendencias. Cada vez que viene de una escapada, Teresa le dice "Rosa, vísteme" y se deja poner lo que ella decida. Y sin miedo, porque siempre le aconseja que lleve ropas llamativas.

Por eso es habitual ver a Teresa con blusas holgadas, llenas de color, cualquiera diría que es su prenda favorita, al menos por lo llamativas que son, pero no es así. Lo cierto es que a Teresa la vuelven loca los zapatos. Y cuanto más tacón tengan, mejor. Mucha gente le pregunta tímidamente que cómo es que lleva taconazos. Ella suele responder riéndose: "Claro, si yo no me voy a torcer el tobillo, los puedo llevar mejor que tú". Está enamorada de esta prenda que considera que, cuanto más bonitos son unos zapatos, "con más tacón y puntita", mayor es el toque femenino que le dan.

También es madre. Su hijo, de dos años, le acompañará en el desfile inaugural de los Juegos Paralímpicos. Lo tenía todo claro y programado. Después de Atenas 2004 se casó, después de Pequín 2008 tenía que venir el hijo. Durante el embarazo, además, no abandonó la piscina. No podía entrenar, pero sí "chapotear" un poco. Sólo pierde la adicción al agua tras los torneos internacionales. Entonces dice que tiene "la necesidad de no tocar el agua en mucho tiempo, la de la ducha y lo justito". Aunque para su pequeño ya ha trazado una agenda, le metió en el agua en cuanto le fue posible.

En cualquier caso, si su mayor reto fue ser madre, el desafío más emotivo de Teresa fue el día de su boda. Teresa entrenó para entrar por su propio pie en la iglesia en la que la estaba esperando su futuro marido. No le dijo ni una palabra, quería que fuese una sorpresa. Como así fue, cuando empezaron los primeros compases de la melodía de famosa marcha de Mendelssohn, no había rastro de la silla de ruedas. Entró en la iglesia con unas muletas.

Los obstáculos más insalvables no son ninguna adversidad para ella. Eso sí, como dice, e insiste mucho en ello, un escalón en la calle puede convertirse para ella en una auténtica pesadilla. Para ella y para mucha más gente discapacitada. De ahí que sintiera la llamada de la política. Milita en el Partido Aragonesista y ha logrado ser diputada de las Cortes de Aragón. Hasta estuvo a punto de entrar en el Congreso de España en las elecciones de 2008, pero no salió elegida. Una pena, porque, al igual que hizo con el Parlamento autonómico de su región, tenía ya proyectadas en la mente una serie de reformas para suprimir algunos engorrosos escalones que ya había detectado en alguna visita relacionada con el deporte.

Durante su carrera política sí que no tuvo tiempo de nada, a excepción de para los demás. Consideraba que lo suyo era vocación de servicio absoluta y, menos unas horas que entrenaba por las mañanas, el resto del día presumía de dedicárselo a los demás. Mención aparte merece el pueblo saharaui. Ha visitado el Sáhara y ella cuenta como anécdota que la han preguntado si era alguna activista local herida o represaliada por la silla de ruedas.

No sabemos si habrá plantado un árbol, pero el libro escrito también lo tiene. Lo hizo junto a su marido, se llama 'Mi vida sobre ruedas', y en él contó sin pudor su historia de amor hasta los detalles más tiernos. Dice que quiso escribir como algo terapéutico, para sacarse de encima los sentimientos negativos del pasado. Por eso detalló como fue sufrir su enfermedad, pero también no escatimó palabras para contar sus mejores recuerdos que no son pocos. Del cortejo de su marido, detalla cómo le cantó al oído en un bar la canción 'Je ne me quitte pa' del cantautor belga Jacques Brel ¿Entonces cómo no va a estar siempre sonriendo? Ella define su vida como "un cuento de hadas".

Y que siga la fiesta, ahora toca hacer acopio de medallas. Ya lleva 16 en Juegos Olímpicos. Se considera "muy guerrera" en todo lo que hace. Dice que su secreto, que todo lo que tiene lo ha logrado a base de "ser maña", de pura "cabezonería". Ahora gracias a esa actitud le toca ejercer de Gasol, su teléfono no ha parado de sonar desde que salió la noticia, y eso, que no hay motivo para que no deje de seguir sonriendo.