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Javier Sardá es uno de los comunicadores mejor valorados de nuestro país y su nombre siempre estará unido al de entretenimiento gracias a las muchas horas de diversión que sus programas han proporcionado, también al de la comunicación, porque su carrera va mucho más allá de presentar el late night que hizo historia.
El periodista puede presumir de haber cambiado el modo de hacer televisión durante una época gracias a Crónicas Marcianas, el programa que tantas alegrías le proporcionó y al que decidió poner punto y final en un momento en el que seguía triunfando. “Yo decidí que se acabase el programa. No se entendió, porque no estamos educados para que algo que funcione se cierre”, explicó durante una entrevista concedida a Bertín Osborne.
En esa misma entrevista dejó ver su lado más familiar, hablando abiertamente de su vida personal, algo que no es demasiado aficionado a hacer. Reflexionó sobre el fuerte vínculo que siempre tuvo con su hermana, Rosa María, quien fallecía en 2020, dejando un gran dolor en el periodista.
“Con ocho años se murió mi madre, a quien no veía desde los siete. Aún tengo recuerdos de ella, pero a veces tengo que evocarlos”, momento en el que su hermana, con quien se llevaba 17 años, dio un paso al frente, cuidando de él y estrechando así su relación. “Empecé a ir con ella por teatros a los 9 o 10 años. Ella me lleva 17 años, por lo que ejerció de madre”.
Hablar de su vida privada no es algo habitual para él, aunque hay ocasiones en las que no puede evitarlo. Su hermana era también un rostro conocido (y querido) por todos y tal vez por eso le cuesta menos hablar de ella que de otra de las mujeres de su vida, su mujer, Ana Gutiérrez, a quien prefiere mantener al margen de la vida pública.
No esconde su relación, pero tampoco es frecuente que hable de su mujer, con quien se casó en 2006. Con ella coincidió en 'Crónicas Marcianas', siendo ella la peluquera del programa. Fue una ceremonia civil y discreta, a la que solo asistieron una veintena de invitados a los que reunieron para la celebración en un salón privado del restaurante Hispania de Arenys de Mar, en Barcelona,
Entre los invitados no podían faltar las hijas de la pareja, tanto la de Javier, Helena, fruto de la relación del periodista con la bailarina Rosa Maria Grau, como las dos de la novia, que para la ocasión escogió un abrigo vestido.
Juntos forman una bonita y sólida familia, junto a Ana y las hijas de ella pasó Sardá unas complicadas navidades tras un accidente en 2020 que le provocó un traumatismo craneoencefálico, cerrando así su círculo a los más indispensables, entre los que no podía faltar Ana, que fue quien le cuidó en todo momento.
Entre ellos no estaba su hija Helena por cuestiones de distancia. La joven es periodista y estaba trabajando en Qatar, desde no dudó en regresar en 2022 para darle una sorpresa a su padre al finalizar temporada en La gran confusión.