Dos décadas con su mujer y tres hijos: el entorno íntimo de Luis Enrique, el nuevo seleccionador de la Roja

divinity.es 09/07/2018 13:19

Adorado por la afición culé y repudiado por la madridista, Luis Enrique es un hombre que no deja indiferente a nadie. El heredero natural de Pep Guardiola en el Barcelona es "un peculiar, directo y diáfano", según lo define su propio entorno, que no soporta que hablen de su faceta más personal, la de su familia.

Deportista de casta, Luis Enrique ha jugado en el Sporting de Gijón, el Real Madrid y el FC Barcelona. Ha sido internacional con España en 62 ocasiones y ha ganado una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona con La Roja. Sin duda los aficionados al fútbol no pueden olvidarse de ese gol decisivo contra Suiza en el Mundial de 1994 y cómo dio la cara (la parte de su ceja) por la Selección ante Italia, aunque finalmente nos fuéramos a casa…

Un pasado deportivo que ha marcado a Luis Enrique en su faceta como entrenador, un hombre apasionado y de la casa al más puro estilo Cholo Simeone o Pep Guardiola. Con Pep son muchas las similitedes, aunque entre ellas no se encuentra la diplomacia con la prensa ni la exquisita forma de vestir.

El Lucho –como es conocido en el entorno futbolístico- está casado con Elena Cullel. Esta azafata de tierra conoció al astro del balón a las pocas semanas de fichar como jugador por el Barça y a finales del 1997 se dieron el 'sí quiero' en la Iglesia de Santa María del Mar, en el barrio barcelonés del Born.

La ceremonia que contó con la presencia de casi toda la plantilla, el entonces presidente Núñez y famosos de la talla de Lorenzo Quinn, vecino suyo en Gavà. El banquete fue celebrado en el Hotel Juan Carlos I y de luna de miel hicieron una breve escapada a Francia, antes de que él tuviera que volver a los entrenamientos.

Cuentan que a las puertas de la iglesia, conocida por acoger a la alta burguesía catalana, se agolpaban múltiples fans para gritarle '¡No te cases Luis Enrique!', como una estrella del cine.

Elena pertenece a una familia tradicional, de la alta burguesía del Baix Llobregat. Es hija de Francesc Cullel, un fabricante de ropa de piel que ha surtido a las mejores tiendas de España, y de Isabel Falguera. Elena estudió en el prestigioso Liceo Francés Bon Soleil de Gavà, mejoró su inglés en Estados Unidos y se licenció en Económicas en Barcelona, aunque nunca ha ejercido su profesión.

Que nadie espere a la pareja en grandes estrenos o photocalls. Luis Enrique y Elena viven un matrimonio discreto, alejados de toda fama, y muy centrados en el deporte.

Él es un apasionado absoluto del running y el ciclismo; ella suele jugar al pádel (tiene una pista privada en su casa) y sale a correr por los alrededores para preparar alguna que otra carrera de no más de 10 kilómetros.

La pareja tiene 3 hijos: Pacho, que cumple en diciembre 20 años, es todo un apasionado del snowboard y el wakeskate, una modalidad acuática con monopatín que practica en el Canal Olimpic; la mediana es Sira, que a sus 18 años es una consumada amazona asidua al Open Sports El Prat; y luego está Xana de apenas 8 años y sin deporte definido (por el momento), aunque siempre pregunta por qué su padre no mete goles.

La época profesional más dura

Los suyos, su entorno, su casa… Luis Enrique tiene claro cuáles son sus prioridades. Sobre todo porque sabe lo mal que se pasa sin ellos. Después de subir al Barcelona B a Segunda División y dejarlo en una magnífica posición, el gijonense fichó por el AS Roma en lo que era su gran salto en el fútbol internacional. Pero las cosas no fueron bien en la capital del Tíber: el equipo no cumplió con las expectativas generadas y los ‘tifossi’ arremetieron contra el mister y, lo que es peor, contra su familia. El mayor de sus hijos no lo pasó nada bien en el colegio ante las constantes amenazas, un hecho que Luis Enrique llegó a denunciar ante los medios.

Una etapa dura que acabó antes de tiempo (le quedaban dos años más de contrato) y toda la familia pudo volver a Barcelona. Los pequeños regresaban a su colegio de toda la vida, con sus amigos, y él se cogía un año sabático para correr y correr. Hasta que aceptó la oferta del Celta de Vigo, equipo al que ha estado entrenando hasta ahora… pero lejos de su familia. Los periodistas deportivos vigueses cuentan que llevó "una vida de monje total". Salvo alguna escapada en bicicleta y las constantes visitas a Barcelona, el entrenador no salía de la ciudad deportiva.

Lo que sí utilizaba y ha manifestado que va a seguir haciendo es su Twitter, @luisenrique21, uno de los más activos de la Liga Española. En él vuelca toda su filosofía de vida, tanto dentro de los estadios como practicando sus deportes preferidos o yendo de vacaciones con su familia. Además ha declarado que no piensa prohibir a sus jugadores ninguna red social, que espera que compartan sus experiencia con naturalidad como él mismo hace.

Muchos han tachado su marcha del Celta como una traición, como en su día se tildó la operación que lo sacó del Real Madrid al Barcelona, pero sus motivos van más allá y así lo demostró desde su discurso de presentación. Una persona con un fuerte carácter competitivo, al que no le gusta perder ni a las chapas, pero que siente debilidad por su familia y que ahora está en su mejor momento: quiere llevar a la Roja a por su segundo Mundial.