Todo va según lo previsto. Después de un año, Can coge su cámara de fotos para hacer el reportaje de Sanem. La tensión es más que evidente y la escritora se muestra intranquila, nerviosa y angustiada al tenerle tan cerca de nuevo.
Mientras Yigit se desespera viendo lo que Can provoca en ella. Y es que, por mucho que él quiera interponerse y pese a que ella se mantenga firme en su decisión de estar lejos del fotógrafo, los sentimientos siguen a flor de piel y la conexión entre ellos no se ha roto.
Mientras, Can sigue adelante con su plan. Convencido de que el editor fue quien tiró el cuaderno de Sanem al fuego, hará lo imposible con la ayuda de Emre para descubrirle. ¿Caerá en la trampa el editor?