Paz Padilla, sobre el futuro de NoNiNá y el papel de su hija Anna Ferrer: "Mi visión es irme poquito a poco"

Madre e hija presentan su primera fragancia Noniná en mitad de la polémica por la raspa. Entre complicidad y cariño, su mensaje es claro: seguir adelante
Así es NoNiNá, la marca de Paz Padilla y Anna Ferrer que nació tras la muerte de su marido Antonio Juan Vidal
A veces una entrevista se convierte en una conversación entre dos personas que se entienden con solo mirarse. Es lo que pasa con Anna Ferrer Padilla y Paz Padilla, que están a punto de abrir su primera tienda de NoNiNá en Madrid (Calle Ayala, 46) y acaban de presentar la fragancia NoNiNá, que se vende en exclusiva en Primor. Durante el evento de presentación en Madrid, las bromas, los gestos de cariño y las risas entre ellas fueron constantes. No necesitaban terminar las frases: la una las empezaba, la otra las completaba. “Vamos bastante en línea”, dice Paz, y es evidente.

Se presentan como madre e hija, pero también como un equipo. Socias y ceros malos rollos. “Ay no, eso no, por ahora no”, espeta Paz Padilla. Eso sí, la dirección está clara. “Mi visión de futuro es irme poquito a poco y ella es la que va a tomar las riendas. No sé si dentro de dos años o 10, y yo quiero que sea así. Se lo digo muy claro: ‘Anna, esto va a ser tu futuro y el futuro de mis nietos’”. Anna escucha, sonríe, y responde con sinceridad: “Ojalá. A mí NoNiNá me hace muy feliz. Me da muchos disgustos porque siempre surgen problemas en el día a día, pero cuando todo sale es maravilloso”. A Anna se le nota que quiere estar en todo, que está en todo. De hecho, es quien se encarga, incluso, de redactar muchos de los textos de la web. "Es una curranta, minuciosa y muy responsable", nos cuentan desde su entorno.
Ideas locas y los pies en la tierra
La chispa creativa de Paz es conocida. Ella misma lo admite: “Yo soy más apasionada, pero también tengo visión comercial”. Y Anna asiente: “A ella se le ocurren todas las ideas más locas. Yo soy la jefa que te dice: a esto que no”. Se complementan: mientras una imagina velas en forma de raspa, la otra dice: “Vamos a ir por partes”.
Así nació la fragancia. “Le dio por hacer velas en casa en forma de nuestra raspa y con el nombre de NoNiNá”, cuenta Anna. “Entonces me dijo: ‘¿por qué no hacemos una vela?’, y yo le dije: ‘¿por qué no mejor una fragancia y que la vela, en un futuro, huela también a NoNiNá?’”. A partir de ahí, un año de trabajo, de pruebas, de videollamadas (porque nunca se vieron en persona para crear el perfume), de enviar muestras a casa de una y de otra. “Yo he puesto a mis amigos a hacer estudio de marketing, a ver cuál les iba gustando más. Ha sido divertido”, dice Paz, entre risas.
Zahara, la raíz de todo
El alma de NoNiNá es Cádiz. Está en el nombre, en los colores del frasco y en la historia que lo inspira. “Hay una cosa muy bonita que Anna y yo siempre hemos hecho de pequeñas, que era que el último día que nos íbamos de Zahara, íbamos a ver la puesta de sol”, cuenta Paz. “Para nosotras ver la puesta de sol es un momento muy importante del final del verano, muy enérgico”, añade Anna. “Entonces siempre veíamos la última de verano juntas y pedíamos un deseo para el año siguiente. Anda que yo no le pido cosas a la puesta de sol… ¡y la verdad es que muchas no se han cumplido, pero hay que manifestar!”.
Ese momento al final del verano ha quedado atrapado en el diseño del frasco, que reproduce el cielo cuando Zahara se tiñe de rosa y naranja. “Hay días que en Zahara el cielo está rosa. Cuando te quedas a final del día en la playa y no hay viento ni frío”, describe Paz con nostalgia.
Cádiz también está en su forma de crear. “Para mí es la alegría, el buen rollo, esa manera de ver la vida de los gaditanos”, dice Anna. Y si hay que elegir rincones con los que inspirarse, no dudan: “El castillo de Santa Catalina, la Alameda Apodaca, Jerez…”. ¿Y para ver la puesta de sol? Las dos responden a la vez: “El Trompeta”, que es el local que han reabierto en Zahara de los Atunes y que fue propiedad de hermano de la actriz de ‘La que se avecina”.
Quisieron amargarle la tarde
Paz y Anna Padilla estaban radiantes y pletóricas. Pero fuera, a unos metros de la entrada, había alguien con una raspa, en claro guiño a la polémica que ha perseguido a la marca las últimas semanas. Un gesto que parecía buscar aguar la fiesta. Sin embargo, ni Paz ni Anna hicieron mención a ello durante la entrevista, algo que se pidió, además, a la prensa que no se hiciera alusión. Al despedirse, tras agradecer el tiempo y las preguntas, Paz espetó una frase breve, pero con todo el sentido: “Hay que cuidarse”.

Porque aunque la polémica por el registro del diseño de la raspa ha sido intensa, y ha llevado a comerciantes de Zahara a acusar a la marca de apropiación, ellas han optado por seguir construyendo. Con recuerdos compartidos, con cariño por su tierra y con una fragancia que, más allá de su olor, cuenta una historia que es solo suya.