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Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, sobre a qué edad pueden los niños dormir fuera de casa: "No tengáis prisa"

Álvaro Bilbao
Álvaro BilbaoFotomontaje con imágenes de y de Instagram @soyalvarobilbao
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A medida que los niños crecen y empiezan a crear relaciones sociales y entablar vínculos con otros niños de su edad (ya sea en el colegio, en la urbanización o con hijos de los amigos de sus padres que sean de edad similar a la suya), empiezan a plantear la posibilidad de quedarse a dormir juntos y organizar una 'fiesta de pijamas'. Un auténtico planazo para los más pequeños que buscan de esta forma fortalecer sus amistades, volverse más independientes y autónomos, hacer cosas nuevas en un ambiente diferente y divertido.

Las primeras 'pijamadas' son una auténtica aventura para los más pequeños que pueden empezar a pedir a sus padres dormir fuera de casa a edades muy tempranas, en torno a los cuatro años. Sin embargo, antes de hacerlo hay que tener en cuenta varios aspectos para que la experiencia resulte como ellos esperan y no se convierta en un mal recuerdo. A este respecto el neuropsicólogo Álvaro Bilbao explica cuál es la edad idónea para que un niño se quede a dormir en casa de sus amigos e indica qué hay que tener en cuenta antes de hacerlo.

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¿A qué edad pueden empezar los niños a dormir en casa de un amiguito?

Antes de tomar una decisión sobre si un niño de entre cuatro y cinco años puede quedarse o no en casa de un amigo a pasar la noche, Álvaro Bilbao explica que los padres deben tener en cuenta varios aspectos sobre la madurez del menor, su forma de ser y también sobre la familia del niño con el que va a dormir.

 Lo primero que hay que plantearse es si el niño está preparado para hacerlo y si es lo suficientemente maduro para afrontar esta nueva experiencia. "Puede que tu hijo sea muy extrovertido y esté a gusto en cualquier sitio, pero para muchos niños pequeños no es así y cuando llega la noche tienen que llamar a su mamá o a su papá para que les vaya a recoger y eso se acaba convirtiendo en una sensación de fracaso porque ven que otros niños se pudieron quedar y ellos no".

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 A este respecto, aunque muchos niños piden a una edad muy temprana disfrutar de estas fiestas de pijamas, según el neuropsicólogo "los niños no suelen tener la madurez suficiente para empezar a hacer estas salidas hasta que tienen ocho, nueve o incluso diez años de edad". Según ha explicado, esto se debe a que "cuando se quedan a dormir en casa de un amigo se sobreexcitan durante muchas horas y se duermen muy tarde". Una situación para la que "su sistema nervioso no está preparado".

Conocer bien a la familia del otro menor

Además de estar seguros del grado de madurez del menor, es importante que los padres conozcan en profundidad a la otra familia y estar seguros de que si su hijo siente ansiedad o está intranquilo, se ocuparán de el con cariño para evitar que su malestar vaya a más. "Tener la absoluta convicción de que si nuestro hijo o nuestra hija se angustia o está pasando un mal rato, le van a tratar con delicadeza, empatía y cariño, que le van a reconfortar, que se va a sentir seguro con ellos y que nos van a llamar si lo está pasando mal".

 En resumen, antes de que permitir que los menores duerman fuera de casa, hay que tener en cuenta tres puntos importantes:

 - Que tiene la edad correcta

- Que tiene la madurez suficiente para afrontar esta experiencia

- Que los padres del otro menor son de plena confianza

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