El desconocido vínculo de Ana Sandra, la nieta de Ana Obregón, con la familia real española

Pocas niñas de un año hay en España más conocidas que Ana Sandra, la nieta de Ana Obregón. Desde que se tuvo constancia, en marzo del año pasado, del nacimiento de la hija de Aless Lequio, que lleva su material genético y fue gestada mediante un proceso de subrogación en Estados Unidos, la pequeña, que en marzo celebró su primer aniversario, se convirtió en objeto de debate nacional. Entre las críticas y los mensajes de apoyo, su abuela ha normalizado su presencia en redes sociales y en las portadas de las revistas. En estos meses hemos sido testigos de cómo ha crecido Anita, como se refieren a ella cariñosamente en la familia. Pero, pese a esta exposición, todavía hay datos poco conocidos sobre ella, como el vínculo que tiene con la familia real española.

Ana Sandra, en el ojo del huracán mediático desde su nacimiento

La llegada al mundo del bebé ha puesto patas arriba la vida de la bióloga que, en sus propias palabras, ha "vuelto a vivir" después del duelo en el que estaba inmersa tras la muerte de su hijo, Aless Lequio, en mayo de 2020. Superadas las polémicas iniciales al conocerse que Ana había decidido dar cumplimiento a una de las promesas hechas en vida al joven, Obregón ha compartido con todo lujo de detalles cómo está siendo esta nueva etapa, compartiendo su día a día con Ana Sandra, así como los planes de futuro que tiene en mente para ella.

La proyección pública del clan ha sido desorbitada en los últimos trece meses. La presentadora, la niña, las personas que se encargarán de ella cuando Obregón no esté, y su expareja, Alessandro Lequio, han sido protagonistas de la crónica social desde entonces. Pero, con todo y con eso, hay detalles que todavía se desconocen. O que, pese a ser públicos, no han tenido especial trascendencia. En estos meses de críticas, exclusivas, cruces de declaraciones y posados familiares en Instagram, hay un dato que ha pasado inadvertido.

El parentesco de Ana Sandra con la casa real española debido a Alessandro Lequio

Tiene que ver con la poco conocida relación que la niña tiene con la casa real. Un vínculo que viene por vía de su abuelo paterno, el aristócrata italiano, que ha preferido tomar distancia desde que nació su nieta, pese a los reiterados intentos de Obregón para que se conociesen. Alessandro empezó a ser conocido en España en los años noventa, cuando se trasladó a Madrid junto a Antonia Dell' Atte y su hijo Clemente. Su posterior romance con la actriz madrileña y el nacimiento de Aless dispararon su fama entre la prensa rosa.

En aquellos años, Lequio recibía habitualmente la denominación de conde. Un guiño simbólico, ya que no ostenta ningún título nobiliario, aunque sí forma parte de una aristocrática familia italiana. Su madre era Alessandra Torlonia, y su abuela, la infanta de España Beatriz de Borbón, que se exilió en Roma tras el fin del reinado de su padre, Alfonso XIII. Alessandro es, así, bisnieto del mencionado monarca español y su mujer, la reina Victoria Eugenia de Battenberg, como también lo son el actual rey, Felipe VI, o sus dos hermanas.

De esta manera, su nieta Ana Sandra tiene efectivamente un vínculo, aunque lejano, con la monarquía y la familia real española. Es nieta de un bisnieto de Alfonso XIII, que sería su trastatarabuelo, la misma relación que tendrán con él, por ejemplo, los futuros hijos de la princesa Leonor y la infanta Sofía. Pero, ¿quiere decir esto que tiene, por tanto, un hueco en la línea de sucesión al trono?

¿Forma parte la nieta de Ana Obregón de la línea de sucesión al trono?

Lo cierto es que no. Aunque el colaborador ha bromeado alguna vez con esta posibilidad, ni él, ni sus hijos Clemente y Ginevra Ena (fruto de su relación con María Palacios), ni su nieta podrían llegar a heredar nunca el trono español. Y el motivo se remonta a hace ya casi un siglo, cuando su abuela materna, Beatriz de Borbón, se casó en Roma tras el exilio con su abuelo materno, el romano Alessandro Torlonia. Pese a ser príncipe, no formaba parte del grupo de familias que contemplaba la Pragmática de Carlos III de 1776. Por ello, debido a su boda, Beatriz tuvo que renunciar a sus derechos dinásticos en su nombre y en el de sus herederos, entre los que se incluyen Lequio y su nieta.