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Durante un embarazo normal, el óvulo fecundado se implanta y se desarrolla en el interior del útero. Esto no sucede en los embarazos ectópicos, ya que en esto casos el óvulo anida en las Trompas de Falopio, es por eso que también se les puede denominar embarazos tubáricos.
El óvulo fecundado también se podrá implantar en el ovario, en el abdomen o en el cuello del útero, de modo que estos embarazos también podrán denominarse embarazos cervicales o abdominales. El problema es que ninguna de estas zonas dispondrá del suficiente espacio ni del suficiente tejido nutricional del que dispone el útero para que pueda desarrollarse con normalidad el embarazo. Además, a medida que vaya creciendo el feto, este acabará haciendo estallar el órgano que lo contenga.
Este extremo podrá provocar importantes hemorragias y se podrá poner en peligro la salud de la madre, ya que un embarazo ectópico no evolucionará como el embarazo de un feto vivo. Sí que es cierto que existen ciertos síntomas que nos indicarán que estamos sufriendo un embarazo ectópico, aunque estos no distarán muchos de los primeros signos de una gestación en buen término. Por eso, la mayoría de mujeres se enteran que están sufriéndolo cuando se produce el aborto espontáneo y natural.
Los signos de que se está produciendo un embarazo ectópico son varios. Estos pueden incluir ausencia del periodo menstrual, sensibilidad o molestias en la zona del pecho, náuseas, vómitos, fatiga y hasta incremento de la frecuencia de micción. Los primeros síntomas de que se está produciendo un embarazo ectópico suele ser el sangrado o el dolor vaginal. Sí que es cierto que pueden aparecer otros dolores, sobre todo en la zona de la pelvis, en el abdomen, llegando hasta el cuello y los hombros. Este dolor podrá ser leve y sordo o intenso y agudo, y se podrá sentir en un lado de la pelvis o en toda ella.
En un embarazo ectópico nos podremos encontrar con otros signos, como es el manchado vaginal, los mareos o desmayos, la hipotensión y el dolor en la zona lumbar. Pero, ¿cuáles son sus causas? Lo cierto es que este tipo de embarazos se suelen dar cuando un óvulo fecundado no puede desplazarse con la suficiente rapidez a lo largo de las Trompas de Falopio hasta llegar al útero y es posible que las Trompas de Falopio lleguen a obstruirse por una posible infección o inflamación. Esta podrá deberse a una endometriosis o a una enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Sí que es cierto que, también, podrá ser una anomalía congénita la que altere la forma de las Trompas de Falopio.
Si llegas a Urgencias quejándote de un dolor abdominal, lo más probable es que se le pida un análisis de orina para determinar si la mujer está embarazada o no. Se trata de una prueba rápida y que podrá indicar a los especialistas qué está sucediendo. En el caso de que supieras que ya estás en estado o de que se confirme en ese momento, se realizará una hCG cuantitativa. Este análisis de sangre medirá la concentración de una hormona denominada gonadotropina coriónica humana, que se fabrica en la placenta. También, es posible que se realice una ecografía para determinar el proceso de desarrollo del feto dentro del útero o en otra parte del cuerpo.
Al principio del embarazo, las ecografías se podrán realizar introduciendo un instrumento médico por la vagina. Es posible que, también, el especialista realice un tacto vaginal para localizar aquellas áreas que más duelen y si pudiera ver un útero dilatado, que iría en consonancia con un embarazo. En el caso de que el médico no puede confirmar que se trata de un embarazo ectópico, lo más importante será que vuelvas a la consulta pasadas unas semanas. Ya será en ese momento cuando el especialista pueda dar una respuesta sobre la situación.
Respecto al tratamiento, este varía en función de cómo se encuentre la mujer y del tamaño y la localización del embarazo. Un embarazo ectópico reciente, a veces, puede tratarse con una inyección de metotrexato, que detendrá el crecimiento del embrión. Si el embarazo está más avanzado, lo más probable es que la mujer tenga que pasar por quirófano para extirpar el tejido ectópico, que podrá eliminarse a través de una laparoscopia, un proyecto quirúrgico que no es muy agresivo. Para ello, el cirujano realiza una pequeña incisión en la zona baja del abdomen, por donde introduce una pequeña cámara y los instrumentos necesarios.