Barbra Streisand, y otras actrices que supieron convertir sus pequeños defectos en sus mayores virtudes

divinity.es 31/03/2012 02:44

Quien todavía piense que solo las mujeres perfectas pueden triunfar en hollywood es que no conoce la historia del cine. El celuloide está lleno de maravillosas mujeres acomplejadas por sus defectos físicos. En muchas ocasiones estos condicionaron sus carreras, pero también les hicieron humanas.

Barbra Streisand: Forma parte del club de las actrices que no se han hecho ni un retoque. De nariz prominente, mirada estrábica e inmensa boca, es una de las actrices más 'picassianas' de Hollywood. Solo el colectivo gay pudo encumbrarla a la categoría de diva.

A pesar de todos sus defectos físicos, es la cantante que más discos ha vendido en el mundo y posee uno de los mejores talentos de la comedia. Su interpretación de la casamentera Dolly en 'Hello, Dolly!' es una referencia para todos los actores de musical. Su poderosa y excepcional voz nos dejó números que han sido versionados una y otra vez. Puedes volver a disfrutar de ella el domingo 1 de abril a las 15.30 horas, en tu canal Divinity.

Ingrid Bergman: Su elevada estatura, casi 1,80 metros, le supuso un problema en su carrera porque los directores no encontraban galanes a su altura. Humphrey Bogart, su compañeero en 'Casablanca', tuvo que usar alzas para las escenas en las que aparecían juntos.

Bette Davis: Ella es el ejemplo de alguien que supo sacar beneficio a sus defectos. Con su nariz aguileña, sus ojos saltones y las cejas pobladas tenía pocas posibilidades de convertirse en una belleza explosiva. Sin embargo, supo especializarse en el papel de 'mala de la película'.

Doris Day: La novia de América ocultaba tras el rostro siempre sonriente una vida personal marcada por los amores infelices. También escondía bajo el tinte rubio y un montón de lacas y productos capilares su auténtico color de pelo.

Joan Collins: A pesar de su gran belleza, por culpa de los retoques estéticos y el abuso de la cirugía, con el paso de los años se convirtió en un monstruo de la escena y del bisturí. Casi irreconocible a día de hoy, es una de los ejemplos de cómo estropear tus virtudes y convertirlas en defectos.