Nos vamos di-vinos a la bodega más 'trendy' de La Rioja

Diego Larrinaga 25/09/2013 09:55

El despertador suena de otra manera cuando uno se tiene que despertar para desplazarse a una bodega. Y si es en la cuna del vino, en La Rioja, puede que te llegues a despertar incluso antes de que suene ese maldito timbre. La ubicación de la bodega es privilegiada, tan solo a unos kilómetros del centro de Logroño, pero a su vez, alejada del mundanal ruido. Situada en mitad de una meseta, todo lo que se observa al adentrarte en sus tierras son viñedos, se respira tranquilidad, y el olfato percibe rápidamente el olor a vino que se está procesando en su interior. El tiempo acompaña. Nos dan la bienvenida y comenzamos la visita.

La inmensidad de una bodega solo es comparable al vino que se produce. Se elaboran entre 13 y 15 millones de kilos de uva según nos cuenta Elena Adell, enóloga de Campo Viejo, y se producen más de 5 millones de botellas. Pero no todo es fácil en este negocio, "hija, es jodido tener un negocio sin techo", decía el abuelo de Elena. Y razón no le faltaba. Cualquier imprevisto en el tiempo puede estropear la uva. Pero este año no ha sido el caso.

Desde un primer momento la sensación de que las semejanzas entre ambos universos, vino y arte, y sus fuertes raíces en el presente, es que se crea una simbiosis perfecta entre con los artistas Okuda y Remed, protagonistas indiscutibles del Arte Urbano nacional e internacional y que mantienen una relación muy estrecha con el vino. "Es una celebración de la vida al igual que el arte", asegura Remed. Y añade: "El vino me vincula con las personas que más quiero".

Pero antes pongámonos en situación. La intervención de los artistas en el Palacio de Santa Bárbara de Madrid este 28 y 29 de septiembre formará parte del proyecto “Streets of Colour”, iniciado el mes de abril con la creación de la primera obra inspirada en la marca de Rioja número uno en el mundo: una escultura de 6 metros de altura colocada en pleno viñedo de la bodega (Logroño) y que es, según Okuda y Remed, “una forma de expresar nuestra concepción de la vida que simboliza un puente entre el cielo y la tierra, reflejando sobre todo las ganas de vivir y ser felices”.

La visita continúa, dejamos atrás el laboratorio, las miles de barricas de roble almacenadas con mimo y precisión unas encima de otras, la sala de catas, el recinto donde se realizan los embalajes y preparados de las botellas... en definitiva, un microuniverso bajo tierra, en la que decedas de personas trabajan para que el usuario de a pie deguste 'un vino' en su casa, bar, o "en una discoteca, ¿por qué no?" comenta Elena. Llega la hora del jamón, la comida, y cómo no, el vino. El paladar hace aguas y la tripa suena, aunque por poco tiempo. Comenzamos a comer, charlamos de vino mientras lo degustamos. Crianza, Reserva o Blanco. Llega el postre, ¿copa o pacharán? No, Gran Reserva para acompañar. Esta es una de las grandes lecciones del día, hay que romper los tópicos y dejarte seducir por nuevas experiencias. La mezcla, como no podía ser de otra forma, resulta perfecta.

Termina la jornada y nos decimos adiós, que tenlo por seguro, será un hasta luego.

Elena Adell, enóloga jefe de la bodega