Justin Theroux, otro chico malo para Jennifer Aniston

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

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Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

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Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en Mudholland Drive e Inland Empire, cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los ‘Ángeles de Charlie’. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, y que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘Ally McBeal’, ‘Miami Vice’ o ‘Sexo en Nueva York’ han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en ‘A dos metros bajo tierra’, esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y… sadomasoquista.

Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

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Amigo del tabaco, el cuero y los grupos de punk rock de la primera hornada, Justin es el típico chico con el que te fugarías a los dieciséis años y en la primera noche os haríais el uno al otro un tatuaje con un punzón. Él mismo cuenta en las entrevistas que en los ochenta llevaba unos peinados y piercings inverosímiles. Sus primeras apariciones notables en la gran pantalla vinieron de la mano de David Lynch en 'Mudholland Drive' e 'Inland Empire', cine retorcido que sondea y escarba en las zonas de la mente que a nadie tiene por qué apetecerle descubrir. Por este motivo llama la atención que del brazo de Jennifer Anniston o uno de los protagonistas de los 'Ángeles de Charlie'. Él no lo disfruta precisamente. Dice en las entrevistas que se siente como un vendedor del McDonalds, que eso no es nada punk rock, que sufre un conflicto importante con la contradicción y que prefiere que se reconozcan otros de sus trabajos. Dibujante y diseñador titulado, se dedicó en su día a la creación de logotipos y camisetas, pero ha sido en el mundo de la interpretación, habilidad para la que también desgastó sus codos estudiando, como ha levantado una carrera que, aparte de cine, ha tenido un paso muy nutritivo por la pequeña pantalla: ‘'lly McBeal', 'Miami Vice' o 'Sexo en Nueva York' han contado con su participación. Pero si hubiera que recomendar uno de sus papeles, ese es el de Joe en 'A dos metros bajo tierra', esa serie que más que pasiones genera preocupantes dependencias, donde fue un chico guapo, tímido y... sadomasoquista.

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