La crisis de los 50 asola Hollywood

divinity.es 08/10/2010 16:30

Muchos hombres en la complicada edad de los sesenta se apuntan a tener una pareja que podría ser su nieta. Algunos hombres se buscan jovencitos de buen ver cuya relación se basa en un contrato que nadie sabe muy bien si es amor o trasvase de otro tipo de valores morales o materiales. Nada malo en ninguno de los casos, ojo, si a ambas partes les parece bien. Pero Calvin Klein ha ido un paso más allá: a sus 67 años se ha liado con un jovencito de 20 que podría ser su nieto. Y que además es actor porno. Pero si decimos que podría ser su nieto no estamos ofreciendo una frase hecha: podría ser su nieto porque Klein lo está moldeando a su imagen y semejanza.

Estas fotos de la pareja paseando por las calles de Manhattan confirmaron de algún modo su relación antes del verano. Desde mayo Klein se dejaba ver con un jovencito al que presentó como el modelo Nicolas Gruber, que se diferencia de Calvin Klein en que él se puede ponerse camisetas sin mangas sin hacer que los transeúntes griten de terror. Y también sabe hacer otra cosa con su ropa: quitársela. Resulta que Gruber tiene una nutrida como actor porno gay. ¿Le habrá conocido Clavin Klein en esta faceta? Enamorarse a través de la pantalla es algo que ha pasado desde que existe el cine y ya ocurrió con otra pareja a la que la edad separaba, Tony Hernández y Sara Montiel. ¿Por qué no le iba a pasar al gran diseñador norteamericano?

En las últimas semanas el tema principal ya no es que sea actor porno ni la diferencia de 47 años, sino la alarmante manera en la que el pobre Nicolas empieza a ser igual que Calvin. ¿Qué es más fascinante? ¿El deseo de Calvin de aferrarse a la eterna juventud aunque sea en un cuerpo ajeno o las tragaderas de Nicolas Gruber, dispuesto a lo que sea por figurar en la foto y, si suena la flauta, heredar un imperio? Repetimos que, en cualquier caso, los dos están en su perfecto derecho de actuar como les venga en gana.

No es la primera vez que una celebridad se encapricha de un intérprete del género más desvergonzado. Charlie Sheen protagonizó portadas y portadas a comienzos de los noventa cuando salió, durante dos años, con la actriz porno Ginger Lynn, famosa por películas como 'Putas de nueva ola' y posteriormente protagonizar delirantes productos de serie B. Ojo, que durar dos años no sólo siendo una pareja en Hollywood sino una pareja en la que un miembro trabaja en la industria del porno merece un premio. Charlie acabaría casándose después con Denise Richards, que no es actriz porno pero podría pasar por una de ellas.

Bruce Willis también tuvo sus escarceos con el lado oscuro del cine: en 2001 la actriz porno Alisha Klass dio contundentes declaraciones de su relación con Bruce Willis. Según ella se intercambiaban fotos y vídeos de ellos mismos desnudos por Internet (¡hay que ser tonto!) y Bruce era un amante excelente y mandón que le decía todo el rato lo que tenía que hacer. Lo que nunca se ha visto es a una actriz famosa rendirse a los encantos de un actor de la industria para adultos. Lo más cercano a eso es que una actriz célebre vea roto su matrimonio por la intervención de una actriz del gremio. Sandra Bullock podría escribir un libro al respecto.

Marc Jacobs es otro ejemplo de esos a los que cierta edad les sienta, según se vea, o fatal o estupendamente. Dejó las drogas, adelgazó, se puso fuertote y encaró la cercanía de los 50 con un novio variedad 'toy boy' que la prensa se encargó de poner en su sitio: resulta que había sido chico de compañía. Durante 2008 fueron la comidilla diaria de la prensa, pero su relación se afianzó durando hasta abril de este año. ¿Qué pasa en ese lustro crucial entre los 45 y los 50 que todas las estrellas se vuelven locas? Marc no regaló estampas como la de arriba en la playa junto a su novio y Demi Moore no deja de ponerse en evidencia en el Twitter enseñando el culo o haciéndose autofotos chonarras ante el espejo.

Los datos médicos son muy claros: a los 46 años el 10% de los adultos atraviesan una crisis relacionada con la muerte de los padres, la ausencia de los hijos o la presencia de metas no logradas en su vida. Es probable que cuando se está expuesto a la opinión pública estos males se multipliquen por veinte. Las consecuencias de todo esto se traducen, según un estudio realizado en los noventa, en el abuso de alcohol, el consumismo absurdo y excesivo y la excesiva atención al aspecto físico de uno.

Ejem. Tim Robbins lo explicó mejor que nadie en una entrevista: "Me preguntó qué es lo que me hacía feliz. ¿Qué no he hecho todavía que algún día me arrepentiré de no haber hecho?". Juzgando por lo que sabemos, la respuesta es fácil: acostarte con un profesional del porno y correr a contarlo en el Twitter. Eso es lo que hay que hacer antes de morir, parece, y no matar a un hombre ni plantar un árbol.