‘Anatomía de Grey’ homenajea a ‘Perdidos’ y despide a un personaje en el último capítulo de la temporada

Cristina Rodríguez Izquierdo 24/10/2012 16:31

La ‘Abc’ quiso rendir su propio homenaje a la serie que más alegrías le ha dado en los últimos años: ‘Perdidos’ (¿un intento de reenganchar a la audiencia de ‘Lost’ en estos tiempos de escasez, quizás?).

Sea como fuere, la cadena hizo coincidir la fecha del final de Grey con el segundo aniversario de la ‘sesion finale’ de ‘Lost’ y además, utilizó su secuencia más emblemática para rizar el rizo: el principio de todo, cuando Jack despierta desconcertado tras el accidente en un bosque de bambú. Y atención, porque hasta Vincent, el perro, tiene su propia réplica, eso sí, sin lametones. Redoble de tambores…

Recapitulemos: el penúltimo episodio terminó con una exhalación masiva de fans ante el televisor: el avión en el que viajaban Arizona, Cristina, Dereck, Lexie, Meredith y Sloan se estrellaba entre la vegetación de Seattle.

Un final de esos que pocas cosas buenas auguran, y con razón. Shonda Rimes aprovecha ‘El incidente’, para fulminar a un personaje y martirizar al resto con su muerte. Llegado a este extremo, querida Shonda, ¿por qué no matar a más?, ¿es que acaso el tiroteo de la sexta temporada no fue suficiente?

¿El final de los ‘Happy Ends’?

En ‘Anatomía de Grey’ se han acostumbrado mal. De ocho temporadas solo una consiguió acabar con un final ‘relativamente’ feliz. ¿Recordáis el final de la cuarta? El plano de una casa delineado con velas, una botella de champagne para celebrar un éxito científico y Meredith y Dereck reconciliándose para siempre jamás. ¿Tan sobrevalorada está la felicidad que ha perdido fuelle para emocionarnos?, ¿se han extinguido para siempre los finales felices?, ¿por qué en la televisión es tan difícil encontrar ‘Happy Ends’?, ¿y las perdices?, ¿qué pasará con ellas si nadie se las come?

Que no cunda el pánico, todavía quedan creyentes, y aunque escasean, algunos finales felices serán recordados para siempre. La biblia de los ‘Happy Ends’ de la televisión actual se compone por dos evangelios: ‘Friends’ y ‘Sexo en Nueva York’. Dos casos que de tanta desbordante felicidad han sido estudia%dos por los científicos más prestigiosos del mundo como ‘milagros televisivos’.

Dos comedias que no recurrieron al llanto en ningún caso para hacerse imprescindibles en nuestra memoria. O por lo menos, no al llanto fácil. Utilizaron nuestras lágrimas para despedirse por todo lo alto, nos otorgó una bipolaridad que nos hizo reír a carcajadas y’ llorar a moco tendido’ a la vez. Por ello, porque los finales felices existen y no son una leyenda urbana #YocreoenlosHappyEnds, ¿y tú?

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