Cinco pistas para detectar un ‘falso robado’

divinity.es 23/08/2010 09:33

Los paparazzi y los famosos mantienen una relación de amor y odio. Aunque las caras más conocidas del papel cuché siempre critican la presencia de fotógrafos fuera de actos promocionales en ocasiones también pactan fotos con ellos. Es lo que se viene a llamar falsos robados. Os damos cinco pistas para saber cuándo una foto se ha hecho sin contar con el beneplácito del retratado.

Muchos se preguntan de que sirve rejuvenecer a un famoso con Photoshop si luego los paparazzi mostrarán sus verdaderos rasgos cuando lo cacen por la calle. Para remediar eso hay varios trucos. Si uno aparece en un posado para la prensa en algún sarao se puede aplicar una sesión intensa de maquillaje. Algo que también puede hacerse si uno sabe de antemano que le van a fotografiar en plena calle. Otra posibilidad es utilizar sombreros y gafas de sol. De hecho hay muchos famosos que no suelen salir a la calle sin esos complementos para que la gente no les reconozca y para que el paparazzi de turno no les cace mostrando las ojeras.

Si a uno le pillan con las bolsas en la mano saliendo del supermercado lo normal es que eso no sea un falso robado. Otra cosa es que veamos al famoso o a la famosa de turno comprando en una boutique y perfectamente ataviado para ir de ‘shopping’. En ese caso podemos pensar que el retratado, acostumbrado a que le persigan los fotógrafos, sabe vendernos la moto.

Hay un montón de fotos de famosos zampando. Pero no es lo mismo que a uno le pillen dando un sensual lengüetazo a un helado que comiendo con la boca abierta y a dos carrillos. Si se trata de lo segundo no hay que dudar: la foto no está preparada. Pero si el fotografiado se encuentra echándose algo a la boca con absoluto decoro puede ser que sospeche que hay fotógrafos rondando cerca.

Habría que tener mucho morro y echarle mucho teatro para ponerse a protestar si a uno le hacen fotos tras pactar un robado. Si el famoso de turno se enfrenta a las cámaras, se oculta o incluso amenaza con darle un puñetazo al que le está fotografiando no cabe duda: el paparazzi actuaba por su cuenta. El problema es que si uno un día pacta con el diablo un falso robado después puede ser perseguido sin tregua. Y entonces es difícil quejarse.

En un robado pactado lo normal es que el fotografiado aparezca con cierta espontaneidad, aunque sin pasarse. Si vemos al famoso hecho una pifia no nos cabe duda de que no se ha enterado de que le estaban fotografiando ni ha tomado precauciones. Pero si le vemos de paseo con un estilismo muy cuidado podemos sospechar.