Cómo limpiar las brochas y esponjas de maquillaje: un proceso importante para tu piel

Lucir una piel saludable es el reflejo de una correcta rutina ‘beauty’ en la que tan importante resultan los cosméticos utilizados como el maquillaje y demás utensilios y gadgets. Tanto las brochas como las esponjas son dos partes clave para que el look quede perfecto, e igual que limpias tu rostro cada día, has de mantener una correcta higiene de las mismas para que el cutis luzca impecable.

Su limpieza regular no solo ayuda a mantener tu makeup impecable, sino que también previene la acumulación de bacterias y reduce el riesgo de irritaciones en la piel. El motivo es muy sencillo: las brochas y esponjas de maquillaje acumulan aceites naturales, células muertas de la piel y restos de productos con el tiempo y su uso. Por eso, si no se mantienen cuidadas ya no solo la calidad del maquillaje empeorará, sino que también en la piel del rostro aumenta el riesgo de padecer de brotes de acné y otras irritaciones.

Aunque no hay un tiempo concreto estimado para llevarlo a cabo, los expertos coinciden en lavarlas cada dos o tres meses, dependiendo siempre del uso que se le haya dado, y no exceder este tiempo si no queremos que las bacterias proliferen en ellas. El proceso es bastante fácil y se puede llevar a cabo en casa.

Solo necesitarás agua templada, pues a esta temperatura ayuda a ablandar los productos de maquillaje y el residuo de aceite en las brochas y esponjas; un jabón suave (lo ideal sería un limpiador específico, que suelen vender en droguerías y perfumerías) y un recipiente donde puedas sumergirlas y que se queden en remojo.

También debes contemplar el proceso de secado, donde una toalla de microfibra o simplemente papel de cocina te facilitarán bastante el trabajo. Por último, es necesaria una superficie plana donde colocarlas para que se sequen adecuadamente.

Así se limpian: el paso a paso

Aunque se emplean para lo mismo, cada una tiene un proceso diferente de limpieza que se detalla a continuación.

Brochas

En primer lugar, moja las cerdas de las brochas con agua tibia. Evita mojar completamente el mango, ya que esto puede aflojar la férula y dañar la brocha. A continuación aplica una pequeña cantidad de jabón o limpiador en tus manos y frota suavemente las cerdas en el jabón, creando espuma. Asegúrate de llegar a todas las cerdas, trabajando el producto en movimientos circulares.

Después enjuaga las brochas con agua tibia hasta que salga completamente clara. Si es necesario, repite el proceso hasta que estén completamente limpias. Por último, coloca las brochas sobre una superficie plana para que se sequen al aire libre, asegurándote de que las cerdas estén hacia abajo para evitar que el agua penetre en la férula.

Esponjas

En este caso habría que humedecerlas y aplicar el jabón, directamente en la esponja o en las manos, para a continuación exprimirla suavemente y que penetre en todas las fibras. Luego, masajea suavemente para eliminar los restos de maquillaje e impurezas y enjuágala con agua tibia y repite hasta que sea completamente transparente. Para finalizar, igual que con las brochas, exprímela suavemente y colócala en una superficie plana hasta que se seque.

¿Has visto qué fácil? Tu piel y maquillaje lo agradecerán.