La Oreja de Van Gogh: "Nuestro cambio de cantante da para un documental épico"

divinity.es 21/11/2016 16:37

Cumplen 20 años. A los 40. 20 años de grupo y de "sonido Oreja", como ellos mismos lo llaman, en los que les ha pasado de todo. Llenaron estadios, vendieron lo que quisieron y más y luego bajaron a los infiernos, cuando Amaia Montero decidió empezar su carrera en solitario y ellos cuatro lucharon por seguir también adelante... pero con Leire. Una historia que, nos cuentan, tiene toda la épica de un buen documental musical. Hace ya una década de aquel punto de inflexión, su nueva voz se ha ganado el puesto a pulso y las cosas por Donosti andan mucho más tranquilas. De hecho, acaban de coincidir por casualidad con su 'ex' en el mismo hotel madrileño, donde ella presentaba un acto. "El mundo es un pañuelo". Su nuevo disco, muy esperado, se llama 'El planeta imaginario'. La entrevista comienza con la tropa bromeando con su mánager, que aplasta la cara contra la puerta de la sala.

¿Os lo seguís pasando bien, no?

La verdad es que sí, tenemos mucha complicidad. Hemos aprendido que hay que cuidarse en las giras, la salud y entre nosotros. La de los 20 años fue a tope, salíamos después de cada concierto, venga resacas... y eso ya no lo podemos aguantar. En vez de seis cervezas, ahora tomamos dos (risas)

¿Seguís viviendo en San Sebastián?

Tenemos el mismo local desde que empezamos, con las mismas ratas y humedades. Allí está nuestra vida. Los amigos de siempre, parejas, hijos... Nunca nos dio por venirnos a Madrid. Pablo aquí no era él, era el de la 'Oreja'. Todo sigue siendo puro, nada está manchado por la duda de la fama. Y seguimos haciendo canciones con nuestro método: el 'sonido Oreja' no es otra cosa que pasar las canciones por la turmix de los cinco.

¿Cómo es un día normal?

Nos levantamos pronto y vamos al local para componer o ensayar. Pasamos horas probando arreglos y acordes. Siempre por la mañana y con un horario concreto. Nuestro único truco es la hoja en blanco, mirarnos dentro y trabajar.

Habláis de sonido Oreja, ¿también hay un 'amor Oreja'?

(Risas) Seguro que sí. Pero ha ido cambiando con nosotros. No es lo mismo el de los 20, casi inocente, que el de ahora a los 40, que es más complejo y tenemos parejas estables y algunos hasta hijos. El prisma desde el que vemos todo es diferente… Las rupturas también tienen una dimensión más profunda.

¿Tiráis siempre de biografía?

Siempre. En todos los discos aparece lo que nos afectan de cerca.

Pues alguno está hecho un lío, si hacemos caso al single...

'Verano' habla una chica que huye del compromiso y llega tarde siempre a todo, pero luego se da cuenta de lo que ha perdido y quiere recuperarlo. Siempre nos ha gustado intentar retratar la dialéctica del querer y no poder, del poder y no querer… en esa tensión hay miga. Lo hemos hablado mil veces hasta las tantas en estos veinte años, en los que nos han ido pasando a todos amores y rupturas. La idea era intentar atrapar esa complejidad, esas tenciones.

¿Cómo es ir creciendo delante de toda España?

Dicho así da un poco de pudor (risas), pero para nosotros es algo más natural. No renegamos de nada, solo que ya no hacemos las cosas igual. Como si te ves con hombreras en los ochenta.

¿Cómo sobrevivísteis a aquel 'boom'?

Estamos en ello aún (risas). Fue un ritmo frenético, muy complicado de asimilar. Pero no nos dimos cuenta de nada entonces, fue luego. Era apabullante ver la repercusión, los viajes, los aviones... Ahora comprendemos mejor aquello y te quedas flipado si piensas que cada entrada vendida fue una persona que ha ido a cantar contigo.

¿Sois muy melancólicos?

El grupo sí lo es. Y nosotros también. Hay una cosa incontrolable que está en nuestro adn y es una melancolía unida a un ánimo vital optimista. La historia puede ser dura, terrible, pero el regusto es bueno.

Leire, ¿qué tal te tratan estos?

Fatal, ahora que no me oyen (risas). No en serio, fenomenal: son nueve años ya. No me aburro ni un poco. Es verdad que fui la última en llegar y hubo que ensamblar cosas, pero a día de hoy es genial.

¿Siempre te preguntan por el cambio?

A menudo, pero es normal también. Lo entiendo. En estos cinco años que no hemos estado, la gente se reencuentra con nosotros y retoma el tema: quieren saber qué tal estamos.

¿Cómo lo vivísteis vosotros?

La historia tiene mucho interés y ella ha tenido que jugar un papel a veces muy ingrato. Fue muy interesante, da para un documental musical épico si lo hubiésemos grabado. Cómo vivimos nosotros cuatro aquella noticia horrible de la ruptura del grupo y nuestra recomposición, que nos llevó hasta ella, es una historia con una épica brutal. Y bonita.

¿Cómo fue exactamente? Amaya decide irse y os quedáis los cuatro...

...Colgados. Sí, fue así. Nos quedamos hundidos. Tuvimos que decidir si seguir o no, convencer a todos para hacerlo juntos... Teníamos a todos en contra y nadie nos lo decía. Hasta nuestra familia: les preguntábamos si les parecía buena idea seguir y decían que sí, pero no estaban nada convencidos en realidad de que saliese bien. Creían que nos íbamos a dar un guantazo.

¿Qué tal os lleváis con Amaia ahora?

Bien, ahora es diferente y es parte de la historia del grupo, cómo no.

¿Tenéis relación?

Hablamos de vez en cuando y todo está bien. De hecho estamos por casualidad alojados estos días en Madrid en el mismo hotel, porque está presentando una banda sonora. El mundo es un pañuelo.

¿Sabiendo lo que sabéis ahora, que les diríais a la Oreja de entonces?

La letra de alguna canción de Enrique Iglesias para forrarnos (risas). O el número de la lotería. No, es broma. Seguramente no nos haríamos caso… Es como si un padre le intenta dar un consejo a un hijo: imposible, cada uno tiene que experimentar lo que le toca.