Famosas despedidas por ¿sobrepeso?

CARLOS OTERO 16/10/2013 13:17

Oteradas abre hoy su página de periodismo de denuncia, en virtud a la firme vocación de servicio público y atención ciudadana de este blog, para denunciar una realidad cada vez más frecuente en el star system: las famosas que pierden su trabajo por engordar unos kilos. Increíble, pero cierto.

La semana pasada nos enterábamos, con estupor, que Hollywood rechazó a Jennifer Lawrence por gorda. “Alguien me dijo que me iban a despedir si no perdía cierta cantidad de kilos. Trajeron fotos en las que estaba básicamente desnuda y me dijeron que las usase como motivación para mi dieta”, afirmó la actriz.

Lawrence, ganadora de un Óscar e imagen de Dior, asegura que aquello le hizo daño. “No importa los méritos que consigas. Sé que no me volverá a ocurrir. Si alguien intenta murmurar de nuevo la palabra 'dieta', será como: 'que te jodan'", declara sin pelos en la lengua.

La crueldad contra los kilos llega más allá: El otro día la actriz de ‘Los Vigilantes de la Playa’ Nicole Eggert revelaba que en sus contratos se incluía una clausula mediante la cual no podían engordar más de dos kilos a riesgo de poder ser despedidas: "Nos decían que si hacíamos cualquier cosa para ganar o perder peso podríamos tener problemas".

Una de las actrices que perdió el trabajo por ‘no dar la talla’ del bañador fue Yasmine Bleeth, que encarnaba a la exuberante Caroline Holden en la mítica serie noventera. Bleeth desapareció fulminantemente del reparto: hoy sabemos que se debió a que engordó más de dos kilos.

De eso saben mucho Alicia Machado, la venezolana que ostentó el título de Miss Universo en 1996. La reina de la belleza ganó durante sus primeros meses de reinado nada menos que 18 kilos. El multimillonario Donald Trump, propietario de la marca Miss Universo, llegó a firmar su carta de despido. Sin embargo, las presiones de los grupos antianorexia llegaron a tal nivel que el despido no pudo hacerse efecitvo. Eso sí, Trump obligó a Alicia a ponerse a régimen y en enero de 1997 tuvo que hacer ejercicio frente a cientos de fotógrafos, camáras de televisión y reporteros.

Dior prescindió de los servicios de la actriz Mila Kunis por el mismo motivo. Los directivos de la firma lamentaron que la actriz no dejaba de subir de peso desde que firmaron el contrato con ella.“La compañía le pagó una fortuna y está muy frustrada con su apariencia”. "No es la imagen de Dior que se quiere dar", declaró un portavoz de la marca de alta costura.

Kirstie Alley también vivió el drama del sobrepeso en el mundo laboral. Cuando la actriz de series como ‘Cheers’ o películas como ‘Mira quien habla’ empezó a engordar dejó de encontrar papeles. Eso le llevó a protagonizar la serie autobiográfica ‘Fat Actress’ que narraba en clave de humor las visicitudes de una intérprete entrada en carnes, pero finalmente fue cancelada por baja audiencia.

La modelo holandesa Amanda Marchildon también perdió el trabajo por cuatro centímetros de cadera. La agencia Elite, que por aquel entonces estaba en España dirigida por Fiona Ferrer, la puso de patitas en la calle porque su cadera se había ensanchado hasta 94 centímetros, mientras que se le exigía no sobrepasar los 90. Los tribunales dieron la razón a la maniquí porque cuando firmó el contrato su perímetro ya era de 92.

Ralph Lauren también ha tenido polémica a este respecto. La modelo Filippa Hamilton, que fue imagen de la marca en una polémica campaña por el exceso uso de photoshop sobre su figura, sostiene que la firma la despidió porque "había engordado demasiado y no cabía en su ropa". La versión oficial de la empresa es bien distinta: la relación laboral con ella se rompió por "la incapacidad de la modelo de cumplir con las obligaciones del contrato".

Aunque cabe esperar que sucesos como éste no se vuelvan a repetir, desde aquí le ofrezco a todas estas famosas dos alternativas a estas tropelías empresariales: hacer negocio con el hecho de estar gordas o bien pasar por caja como imagen de algún método de pérdida de peso.