Maquillajes cargados, trajes holgados y tinte

divinity.es 08/11/2011 16:00

Un debate en tonos demasiado grises

Ambos candidatos aparecieron a las 21.43 de la noche, junto a Manuel Campo Vidal para presentarse ante la multitud de periodistas que les esperaban en el recinto. A diferencia de su debate con Zapatero en 2008, esta vez Mariano Rajoy decidió abrocharse la chaqueta y presumir de porte. Alto y esbelto (con un traje ajustado a su medida; la socialista Ana Pardo de Vera dijo que estaba muy delgado) ganó a Alfredo Rubalcaba el Alfredo Rubalcabaround. Este último aparecía más achicado, con un traje que le venía grande, y un tanto sobremaquillado.

Las corbatas de los candidatos fueron motivo de especulaciones en Twitter. Cuando finalmente se rompió el misterio, su color fue uno de los puntos estilísticos en común: ambas eran azules. La de Rajoy en un tono oscuro, satinado y con pequeños lunares que solo se apreciaban en la proximidad. Una elección clásica, destinada a no fallar. La de Rubalcaba tenía un azul más intenso y destacaba sobre un traje gris oscuro y una camisa azul claro. Los lunares eran más evidentes. La opción arriesgada y más próxima a la tendencia. El detalle: la había elegido su esposa, como todas las que se pone.

Dos detalles resumen la temática corbatil: los topos de la de Rubalcaba eran más grandes y claros. El nudo de la de Rajoy era más holgado. Empate técnico. Y una puntualización: ninguno de los candidatos llevó la que días antes les había regalado Jordi Évole, aunque la de Rajoy llevó a dudas.

Una vez sentados y con las chaquetas desabrochadas, acabó de comprobarse que Mariano Rajoy se había medido mucho mejor la talla del traje (gris oscuro, un par de tonos más que el de Rubalcaba). Según el director de telegenia de su partido, Jorge Rábago, quien domina la imagen domina el mensaje.

Al candidato socialista parecía que le faltaban tallas o le sobraba traje, y hasta la corbata comenzó a torcérsele en un desfalco estílistico que ni la buena voluntad de su mujer pudo atajar. Incluso José Luis Díez, editor de la web de GQ, se hizo eco de la curiosidad. Eso sí, su equipo estaba atento y en el segundo bloque del debate ya estaba mejor colocado.

En cuestión de rostro, se sabe que Mariano Rajoy llevó a su propio maquillador de confianza (pueden sorprenderse tanto como yo, el típico maquillador de confianza...) y se cercioró de llevar el tinte sin raíces, justo hasta donde llegan las patillas de las gafas, que comienza una nívea barba. Ese es, precisamente, uno de los principales cambios estilísticos que le han recomendado alguna vez: prefieren a un candidato con la melena más natural. Las gafas de montura al aire siguen siendo las mismas que llevaba en el debate con Zapatero de 2008 (un gran cambio con respecto a su "yo" de los años 90). ¿Espíritu de ahorro?

El maquillaje jugó una mala pasada a Alfredo Rubalcaba. El ansia de los maquilladores por reducir brillos de su cara parece que le convirtió en el hermano gemelo de Giorgio Armani. Tampoco el iluminador de plató le hizo un buen favor, a ojos de Carme Chaparro. Eso sí, al menos desoyó a sus asesores habituales, que le han llevado a aparecer en vaqueros y sin corbata en multitud de eventos públicos por eso de la proximidad con el público joven. ¿Fue él mismo en este debate? Mariano Rajoy, por cierto, se dejó aconsejar en plató por su jefe de telegenia. Rubalcaba no.

La corbata azul suele relacionarse en Europa con los partidos conservadores, las doradas y amarillas con los liberales y las rojas con los socialistas. En el PSOE prefieren hacer caso omiso de esa norma no escrita de la política europea. Cuando González se batió en el primer debate televisivo con Aznar en 1993 lo hizo con una corbata negra (en la ida) y otra marrón (en la vuelta). Cuando Zapatero se encontró con Rajoy en 2008 eligió el azul (mientras que el líder popular también jugó al contrario: roja).

Por tanto, que Rubalcaba haya optado por el azul (con detalles en tono más clarito) no es sino una anécdota Por otra parte, el azul elegido por ambos es símbolo de compromiso y elegancia.

Al final del debate, con los políticos ya cansados y las camisas arrugadas por el fragor de la batalla, lo único que ha quedado claro es que el próximo presidente del gobierno se presentó a este debate con barba, corbata azul y no hizo alarde de ninguna marca en su atuendo (la falta de logos también dice mucho del carácter de estos dos políticos). Todo lo demás es pura especulación.