Un vestido screto y los hijos de los príncipes de Gales como pajes: así fue la boda de Pippa Middleton y James Matthews

Gracias a su look de infarto, Pippa Middleton consiguió algo que suele ser más que complicado, eclipsar a la novia en el día de su boda. En el enlace de Kate Middleton con el príncipe Guillermo, lució deslumbrante con un vestido satinado con una larga fila de botones a la espalda que potenciaba su figura, por lo que no es raro que en el día de su propia boda el listón estuviera bastante alto. 

Pippa se casaba con James Matthews en mayo de 2017 y ahora ya son padres por triplicado. En octubre de 2018 daban la bienvenida a su primer hijo, un niño al que llamaron Arthur, En 2021 llegaba la niña, Grace, que se convirtió en hermana mediana casi por sorpresa, pues la pareja llevó la dulce espera de Rose (2022), que llevaron con la mayor discreción. 

La boda de Pippa Middleton y James Matthews

Tras una clásica pedida de mano en 2016, que llegó tras casi un año de relación, la pareja decidía casarse en mayo de 2017, en la iglesia St Mark de Englefield. Aunque anunciaban mal tiempo, el sol se dejó ver aquel día, para fortuna tanto de los novios como de los 120 invitados que no quisieron faltar al enlace, entre los que no podían faltar los hermanos de Pippa, con quienes tiene una excelente relación.

Fiel a su estilo romántico y femenino, Pippa no defraudó y apostó por un vestido de Alta Costura británica, firmado por el diseñador Giles Deacon, uno de los nombres que llevaba tiempo sonando entre los favoritos. Un vestido blanco de encaje, bordado con detalles de perlas sobre organza, muy entallado a la figura, de cuello cerrado y manga corta y con una voluminosa falda.

Completaba el look con un velo de tul hecho a medida por el sombrerero británico Stephen Jones, que remató con la tiara Maidenhair Fer, diseñada para ella en exclusiva. Llevó unos Manolo Blahnik en satén marfil con adornos de perlas y un ramo de flores blancas y rosas. 

Finalmente, Kate no fue su dama de honor, pero los hijos mayores de esta, George y Charlotte sí que ejercieron como pajes. 

Tras la ceremonia, que duró aproximadamente una hora y empezó más que puntual, los novios salieron de la iglesia radiantes y cogidos de la mano, posaron para la prensa y los curiosos, saludaron e incluso protagonizaron un romántico beso. La recepción se celebró en la mansión que la familia Middleton compró en 2012 en Bucklebury. En el jardín se instaló unos días antes una inmensa estructura de cristal para proteger a los invitados. 

Una boda que supuso el broche perfecto para esta pareja, pues llegó tras un breve noviazgo y varios meses de compromiso, durante el cual ya convivían. Era para ellos una segunda oportunidad a su amor, porque varios años antes ya habían mantenido un romance, a lo largo del año 2012. 

En esa ocasión, fue Pippa quien, según los medios de la época, tomó la decisión de separar sus caminos, cuando conoció al agente de bolsa Nico Jackson. Se dieron esta nueva oportunidad en 2015 y parece que fue una gran idea.