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Durante muchos años, esta casa del lujoso barrio de Bel Air ha sido el refugio de Jennifer Lopez, pero las cosas cambian y por eso la artista ha decidido venderla. No es raro, su vida ha cambiado notablemente desde el año 2016, cuando decidió adquirirla por 25 millones. Ahora la estrella, recién convertida en la esposa de Ben Affleck, la ha puesto a la venta por casi 40 millones de euros.
La pareja quiere seguir construyendo una vida en común, esta segunda oportunidad de la vida ha sido abrazada por ambos con fuerza y, a pesar de que en los eventos sociales Ben parece quedarse sin energía, parece que entre ellos las cosas marchan viento en popa. Juntos tienen una familia más que numerosa, a los mellizos de Jennifer se suman los tres hijos que Ben tuvo con Jennifer Garner, un grupo que no dudan en juntar siempre que pueden.
Esta casa es ideal para una estrella del calibre de Jennifer Lopez, no solo por su tamaño, sino por su situación. Está completamente rodeada de árboles, lo que aporta una belleza extra al conjunto, pero también suma mucha intimidad, haciendo que sea casi imposible para los paparazzi fotografiar a la artista en las zonas verdes de la vivienda.
La casa está situada en una parcela de más de tres hectáreas y la construcción cuenta con más de 1.300 metros cuadrados, una construcción de los años 40 obra del arquitecto Samuel Marx. La casa principal tiene nueve habitaciones y la friolera de 13 cuartos de baño, pero también cuenta con una piscina infinity, una sala de proyección, un auditorio al aire libre con espacio para 100 invitados, una casa de invitados, un gimnasio… Este hogar cuenta con todos los lujos que la familia de JLo podría necesitar y algunos detalles extra.
Toda la casa está construida con mimo y cuidado, elaborada en madera y en piedra, un elemento que adquiere gran protagonismo, pues se encuentra a la vista en todas las paredes, haciendo que la casa tenga un aspecto rústico y agradable, que acompaña a la decoración que la artista ha escogido para la vivienda.
Las habitaciones son amplias, con mucho espacio, igual que los cuartos de baño, donde la luz se convierte en protagonista. Grandes ventanales recorren toda la casa, pero no se olvidan de estancias como los aseos, donde la luz natural siempre es bienvenida. Sin llegar a ser una decoración minimalista, la artista tiene pocos muebles, pero todos de aspecto confortable, como los grandes y mullidos sofás que coronan el cuarto de estar.
Toda la decoración se mueve en tonos suaves, color neutros y claros que ayudan a potencias la sensación de luminosidad que baña la vivienda, pero con algunas pinceladas de color que suman estilo y energía positiva a las estancias, sobre todo en los muebles auxiliares y las obras de arte que cuelga de las paredes. Una casa con paredes de piedra, techos altos y con vigas de madera a la vista que se ilumina con grandes lámparas. Un hogar clásico con toques modernos del que Jennifer Lopez planea despedirse.