Siete errores que suelen cometer los padres de hijos únicos en su crianza

En nuestro país no deja de aumentar el número de familias que tienen un único hijo, algo que determina el modelo de crianza. Cuando se tiene más de un hijo, la experiencia adquirida con el primero se aplica en el segundo, y así sucesivamente. Además, la relación que existe entre los hermanos marca el desarrollo de los niños de manera inevitable. Esto nos lleva a cometer errores habituales en la crianza de un hijo único que nos conviene revisar para poder evitar en la medida de lo posible. Presta atención porque seguro que reconoces más de uno. 

Sobreproteger al niño

Es indiscutible que a un niño hay que protegerlo y vigilarlo de manera constante, sobre todo cuando son pequeños, para velar por su seguridad. Pero este cuidado no debe estar reñido con el desarrollo de su propia autonomía, que es algo que cuesta conceder a los padres cuando tienen un único hijo. Encuentra el equilibrio permitiendo que tu hijo tenga espacio para explorar, aprender y equivocarse, porque es algo imprescindible para su desarrollo y para su autoestima. 

 

Limitar las relaciones sociales

Tener hermanos facilita mucho el mundo de las relaciones sociales cuando se es un niño, ya que sin salir de casa tienes alguien con quien jugar y discutir. Cuando un niño no convive con iguales pasa bastante tiempo solo, algo que de entrada no tiene por qué ser negativo, pero que hay que tener en cuenta para propiciar espacios en los que el pequeño pueda jugar y relacionarse con otros niños: tardes en el parque, talleres infantiles, visitas a amigos y familiares con hijos, etc.

Falta de límites

Dicho de manera cotidiana, es más que un mito que los hijos únicos tienden a ser más consentidos. Es decir, pueden ser niños que se eduquen con una falta de límites claros. Esto se debe muchas veces a que los padres se sientes culpables de que no tenga hermanos o de que pase tiempo solo y les resulta más difícil establecer límites, ya que estos parecen en muchas ocasiones resultar frustrantes para el niño. Pero lo cierto es que los límites son imprescindibles y beneficiosos para nuestro hijo, por lo que debemos armarnos de seguridad y confianza a la hora de aplicarlos. 

Tener miedo al aburrimiento

Este temor es casi exclusivo de los padres con un solo hijo. Si vemos que se aburre o así lo manifiesta el niño, parece que nos invade un sentimiento de culpa porque no tiene a nadie con quien jugar y nos lanzamos a intentar entretenerle como sea. El aburrimiento es necesario y beneficioso para el niño, así que de lo que debes preocuparte es de que tu hijo tenga espacio y tiempo para el juego, independientemente de que tú reserves momentos del día para jugar con él o hacer diferentes actividades. 

Tener grandes expectativas

Es inevitable poner expectativas de todo tipo en nuestros hijos, ya sea en lo académico, en los deportes o en lo artístico. Casi todos los padres deben aprender a gestionar estas expectativas para no ejercer presión sobre los niños y para descubrir cuáles son los verdaderos talentos y limitaciones de los hijos. Cuando se tiene un único hijo las expectativas se intensifican y dejan de ser realistas muy a menudo, por lo que la presión de la que hemos hablado aumenta. Tengas un hijo o más de uno, tu misión es ayudarles a descubrir sus capacidades innatas y reforzarles en aquello que les cuesta más, siempre desde la confianza y el apoyo, sin perder de nunca la objetividad. 

No enseñarles a compartir

La generosidad se aprende y se practica. Los niños que tienen hermanos no tienen más opción que aprender a compartir. Descubren de manera natural que a veces hay que dejar nuestras cosas a los demás, y a veces son los otros los que nos permiten disfrutar de lo que tienen. Cuando un hijo es único no tiene ese aprendizaje tan a mano, así que hay que potenciarlo con los adultos de la casa y cuando vaya a jugar con otros niños. 

Tener una casa para adultos

Hay padres que organizan toda su casa y su vida alrededor de su hijo, lo que no resulta beneficioso porque suele llevar a comportamientos erróneos que acabamos de señalar: sobreprotección, falta de límites, etc. Pero también es habitual hacer todo lo contrario y, al haber un solo niño en casa, no fomentar espacios o temas en el día a día que sean infantiles. Es esencial que hay momentos en el día reservados para actividades relacionadas con la edad del niño: juegos, canciones, películas…

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