La falta de agua es la causa más habitual de la ausencia de brillo. Otro síntoma de una mala hidratación capilar es la electricidad estática. Así como la piel necesita un 10% de agua para estar hidratada, el cabello necesita de un 15 a un 17% de esta.
El calor seco, el uso diario de un secador, de rulos térmicos o de planchas de pelo son factores que influyen directamente en la deshidratación del pelo. Por lo tanto, haz un uso moderado de estas fuentes de calor y baja la temperatura de tu secador.
Cuando vayas a una sauna en invierno, enrolla una toalla en tu cabello para protegerlo de las altas temperaturas (pueden alcanzar los 100 grados). La protección contra la deshidratación funciona mejor si se aplica previamente algún tratamiento especial (mascarilla o acondicionador). En la playa ocurre lo mismo, por lo que se recomienda proteger el cabello del sol con un sombrero. Mantener la hidratación de tu melena es especialmente importante si tu pelo está tintado, ya que es más sensible.
Para hidratar el cabello es necesario seguir la misma lógica que seguimos para cuidar de la piel. El agua es una fuente de hidratación óptima, beber agua es necesario para asegurar el metabolismo del cuerpo así como para mantener la estructura de las células. Sin embargo, el agua de la ducha puede resecar tu pelo, por eso es importante utilizar champús hidratantes. Entre los ingredientes que contienen los champús y que son más eficaces para hidratar se encuentran el aloe vera, el glicerol, el panthenol y la keratina. Gracias a su estructura, estos ingredientes retienen la humedad dentro del cabello creando una película protectora. Esto te permitirá conservar toda la suavidad y sellar la cutícula capilar, aumentando la retención de la humedad.