Collares: breve manual de uso

Florinda Chic 27/06/2012 18:01

¿Hay un horario para llevar cada collar? Quizá oficialmente no, pero párense a pensar: ¿Se pondrían ustedes unas perlas XXL o una ristra de diamantes bien gordos a las 8 de la mañana? La lógica nos dice que, a esas horas, si se quiere llevar collar o colgante lo suyo es optar por una cadena finita y discreta. Al fin y al cabo... muchos ni siquiera nos hemos despertado todavía. Lo ideal es que según vaya pasando el día podamos optar a collares más grandes, hasta llegar a la noche con un statement necklace.

Déjenme explicarlo con un ejemplo práctico: cualquiera de nosotros se atrevería a ponerse por la mañana el colgante S (entendemos que hace referencia a Suri) de Katie Holmes, pero muy pocas osarían enfundarse la ristra de turquesas y esmeraldas que se puso Ginnifer Goodwin hace un par de años en la gala del Met. Durante el día se requiere una discrección que por la noche, terreno en el que la fantasía se mezcla con la realidad, se puede olvidar sin mayores problemas.

Carlota de Mónaco es otro ejemplo de absoluta perfección mañanera. Camiseta blanca y en el centro un pequeño brillantito. De hecho, todo el foco de atención se concentra en sus maxi-pendientes. Sería ridículo llevar un collar gigante, porque acabaría por hacer parecer un look con demasiados inputs. Como en casi todo, se requiere equilibrio.

Pero si no queréis rendiros al minimalismo en el cuello, siempre puede copiar otras ideas, como las de Blake Lively: una cadena XL en tono envejecido que refuerza el aspecto rockero de su look. En su caso funciona porque no está cuajadido de brillantes o dorados. Si os gusta (y os atrevéis) podéis encontrar una similar por 20 euros en TopShop.

Una vez se pone el sol es la hora de volverse locas. No solo porque este verano los grandes collares son tendencia, sino porque ellos solos son capaces de levantar un estilismo de lo más anodino. No penséis que tienen que ser colgantes carísimos, de hecho Internet está plagado de opciones para que os hagáis vuestros propios accesorios con poco más que un collar viejo y unas lacas de uñas y también hay versiones económicas (a partir de 15 euros) de esos statement necklaces que desfilan por las alfombras rojas. No penséis en la serpiente que aderezaba el Lanvin de Jennifer Lopez hace poco tiempo, esa era carísima, y ya venía atada al vestido. Pensad en algo más asumible, que os veo venir.

January Jones sabe mucho de ponerse collares que rematen el look. De hecho, es fiel usuaria de una de las bisuteras que más despuntan en los últimos tiempos, Dannijo (el collar que lleva en la imagen cuesta algo más de 200 euros). A veces también se va a lo caro (pero fácilmente replicable): En la gala del Met llevaba un Versace amarillo y un Cartier de turquesas y oro. No era la única, las estrellas tiraron la casa por la ventana en cuestión de joyería, para nuestro gusto y regocijo. Eso sí: fíjense como en las combinaciones entre collares y vestidos ninguno se mata entre sí. Los vestidos se quedan en tonos más simples para dejar brillar a las joyas.

No siempre hay que añadir piedras preciosas o perlas (que, en realidad, son más para trajes de cóctel que otra cosa), a veces basta el destello dorado para que nuestros radares urraquiles se activen. Nos gusta el oro. No hay duda. Nos gusta el collar de Zoe Saldanha en la gala del Met de hace dos años. A medio camino entre lo discreto y lo llamativo, pero con suficiente personalidad como para que alguien hable de él. Encontraréis uno parecido en Asos. En tiempos convulsos, hay que atreverse a soñar.