Jesus Lorenzo

Mientras un grafittero dibujaba estampas madrileñas en la pared del fondo, las modelos comenzaron a desfilar camisas de cuadros bajo abrigos de piel (con detalle interior de leopardo), chaquetas con capucha o chalecos de leñador. Azules, grises y negros como principales tonos de una propuesta para la peletería Groenlandia que pretendía urbanizar la piel, volverla cool. Ardua tarea para unos abrigo de conejo o chinchilla, etermanemente asociados a la tercera edad.

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