Jesús Calleja siempre ha sido más de escuchar. Ya sea a los invitados vip que se atreven a viajar de su mano a los rincones más recónditos del planeta o a esos grandes desconocidos a los que nos descubre en 'Volando voy'. Sin embargo, si nos ponemos a rascar, detrás de este televisivo aventurero hay una historia de superación que le ha colocado en el lugar en el que está ahora, tanto a nivel personal como profesional.
Con esa espontaneidad que le caracteriza, Calleja siempre se ha definido como un 'buscavidas'. Una realidad que ha probado con datos en una entrevista para la revista Lecturas en la que nos da alguna pincelada sobre cómo era su vida antes de toparse con la fama (y con las comodidades económicas que esta trae consigo).
Cuando a los 23 años Jesús se animó a sacarse la licencia de piloto de avión era muy consciente de que este título no estaba al alcance de cualquiera. Solo con las horas de vuelo, la cuantía que implicaba cumplir este sueño era altísima. Pero lo que siempre tuvo claro es que no estaba dispuesto a que su familia hiciese un esfuerzo en este sentido por alcanzarlo.
"Me lo pagué yo todo. He currado duro en lo que no te puedes imaginar y he llegado a hipotecarme hasta las cejas para poder pagarme los estudios de las licencias de vuelo", les ha confesado a los compañeros del medio ya mencionado, a los que también asegura tener licencia de globo, ultraligero, paracaidista, helicóptero y, en definitiva, "de todo lo que vuela".
Una pasión tan costosa le ha valido algún que otro disgusto. No siempre ha sido fácil para el presentador de 'Planeta Calleja' afrontar este tipo de deudas. Pero como a casi todo le encuentra solución, cuando se compró un helicóptero de segunda mano para su uso personal y vio que tenía que amortizarlo se le ocurrió crear el formato 'Volando voy'.
Ese en el que, aunque algunos no lo creen, él mismo pilota el helicóptero con el que nos descubre los rincones más desconocidos (e interesantes) de la geografía española de la mano de sus habitantes. Esos a los que no llegan los flashes de las cámaras ni las luces de las alfombras rojas que a Jesús Calleja jamás le han provocado interés alguno.