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Dani Alves permanece en la cárcel Brians 2 de Sant Esteve Sesrovires, Barcelona, desde el pasado 20 de enero, después de que la jueza de instrucción decretara prisión preventiva sin fianza para el jugador de futbol, acusado de violar a una joven de 23 años el pasado 30 de diciembre en la discoteca Sutton de la citada ciudad. El brasileño, desde entonces, no había recibido la visita de su mujer, Joana Sanz, que se ha desplazado este domingo hasta el módulo trece para oír las explicaciones de su marido, al que ha visto durante cincuenta minutos.
La modelo acudía al centro penitenciario junto a Bruno Brasil, íntimo amigo y chef personal del que exlateral del F.C. Barcelona, el mismo que acompañó al deportista en la noche que ocurrieron los hechos. A su salida, el rostro de Joana era el reflejo del profundo dolor que siente por sus circunstancias actuales. Preguntada por los compañeros sobre si era cierto que había pedido el divorcio a su marido, la protagonista aclaraba delante de las cámaras que no está dispuesta a soltar la mano de su marido ahora: “No le voy a dejar solo en el peor momento de su vida”.
La modelo también quiso replicar con un contundente “eso es mentira” a la información que apunta a que el jugador de fútbol había rechazado el primer vis a vis que había solicitado. Además, por último, antes de introducirse en el coche en el que se habían desplazado, cuando los reporteros se interesaban por el estado de ánimo actual de Dani Alves, Sanz devolvía la pregunta a la prensa: “¿Ustedes que creen?”.
Hace unos días, Joana compartió un comunicado en su cuenta de Instagram a raíz de la noticia de su supuesto divorcio con Alves. La modelo quiso dejar claro que las “cosas” que habían dicho sobre ella son “totalmente falsas”. "No me he puesto en contacto con ningún medio ni ningún peridoista en concreto. Cuando tenga algo que decir, lo haré yo, Joana Sanz, vía comunicado en mis redes sociales. Todo lo demás son especulaciones. Agradezco la preocupación, pero en estos momentos hay un proceso en curso que merece no ser intoxicado", ponía los puntos sobre las íes.
La joven de 29 años está gestionando la entrada en prisión de su esposo y la reciente muerte de su madre, que estaba "totalmente debilitada" por un cáncer de útero. "Mi madre firmó para operarse el 29 de noviembre, no le dieron quirófano hasta el 17 de enero, demasiado tarde. El 10 de enero ingresó muy malita, costándole respirar, con anemia, infección a causa del tumor y el intestino perforado… Se abría camino. Supongo que es lo que los médicos estaban esperando que sucediera. Parece ser que por su enfermedad mental, no valía la pena salvarle la vida", denunciaba en sus redes sociales.