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Luís Llongueras ha fallecido a los 87 años en la mañana de este lunes en su casa de Barcelona a causa de un cáncer de garganta, según ha podido confirmar EL PAÍS. El icónico estilista, que fundó una marca reconocida de salones de peluquerías que llevan su nombre, aseguraba en una entrevista con la cacera S Moda, concedida hace cuatro años, que no le tenía miedo a la muerte, puesto que creía en el más allá, donde se reencontraría con su abuela Lucía, sus padres y Cristina, su segunda hija, que falleció hace tres décadas.
Más allá de por su exitosa trayectoria profesional (millones de mujeres han pasado por sus manos a lo largo de los últimos setenta años), Llongueras ganó popularidad gracias a su irreverente forma de ser. Era mediático, controvertido y no tenía "pelos en la lengua", como le gustaba decir, haciendo con ello un guiño a su oficio. Su personalidad hizo de él uno de los estilistas más conocidos de nuestro país mucho antes de que este término se inventase.
Son muchos los avances que se han dado en el sector del que Llongueras fue pionero gracias a él. Desde que fundó su primera peluquería en 1958 junto a su hermano, su intención siempre fue innovar. Lluís entendía el cabello de la mujer como la moda, creía que tenía el mismo potencial. Y empezó a jugar con él.
Su "magia" con las tijeras impactó de tal manera que sus centros de belleza se fueron multiplicando y superestrellas de la época como Carmen Sevilla, Lola Flores, Rocío Jurado, Massiel o Bianca Jagger confiaron en él para que estuviese detrás de sus peinados más icónicos. Hasta Salvador Dalí, con el que desarrolló una amistad muy estrecha, quiso empaparse de su talento y creó con él la peluca más grande del mundo.
El polifacético artista (fue también escultor, fotógrafo, escritor o pintor) comenzó en el mundo de la peluquería por casualidad. Sus padres eran modistos y, después de trabajar como chico de los recados para ellos de niño, empezó en un salón de peluquería, donde realizaba funciones de todo tipo, salvo de belleza. Peinar a una de sus tías (el catalán se crió en un entorno eminentemente femenino), fue el detonante, y el boca-oreja hizo el resto.
En lo sentimental, Lluís estuvo casado en dos ocasiones. Su primera mujer fue Lolita Poveda, y con ella tendría a sus tres hijos mayores, Esther, Cristina y Adam. La tragedia asoló a la familia en 1991, cuando Cristina, la mediana, falleció a los 26 años en un accidente de coche. Llongueras acabaría separándose y reconociendo que "no se casó enamorado". En 2010 mantuvo una guerra judicial con sus otros dos hijos y su primera mujer, tras ser despedido de su propia empresa mediante un burofax.
Con el tiempo encontraría la estabilidad en su segunda esposa, Jocelyn Novella, 27 años menor que el peluquero. Con ella, de ascendencia francesa, mantuvo una relación durante cuatro décadas, aunque no casaron hasta el año 2006. Fruto de esta relación nacieron los tres hijos menores del artista, Adrià, Antoni y Yasmín.