El patrimonio de Pitingo: de su vida de lujo en Punta Cana a los detalles públicos de sus contratos por concierto
Pitingo se ha separado de Verónica Fernández tras 17 años de matrimonio, en medio del reparto de un gran patrimonio que incluye su vida de lujo en Punta Cana y contratos de miles de euros por concierto
Pitingo se separa de su hijo tras su ruptura con Verónica Fernández: "Te amo, mi campeón"
La separación de Pitingo y Verónica Fernández ha marcado un antes y un después en la vida del cantante onubense. Tras 17 años de matrimonio, más de tres décadas de relación y un hijo en común, la pareja ha decidido poner fin a su historia de amor. Según confirmaron fuentes cercanas, la ruptura no ha sido sencilla, aunque ambos mantienen una relación cordial por el bien de su hijo, Manuel, nacido en 2012. Con apenas 13 años, el pequeño ya ha mostrado dotes artísticas heredadas de su padre y se ha dejado ver interpretando canciones en reuniones familiares e, incluso, en programas de televisión donde sorprendió a su padre Pitingo.
El vínculo entre Pintingo y Verónica se remonta a muchos años atrás, cuando se conocieron en una atracción de coches de choque en la Alameda de Osuna, en Madrid, cuando Verónica tenía 16 años. Con el tiempo, además de convertirse en su pareja, asumió un rol esencial en su vida como su road manager. Sin embargo, tras la noticia de la separación, ha salido a la luz detalles de la vida privada del artista, como su lujosa residencia en Punta Cana y el importante patrimonio que el artista ha acumulado gracias a los ontratos por concierto.
Una boda rodeada de rostros conocidos
La boda de Pitingo y Verónica tuvo lugar en septiembre de 2008 en Madrid, en una ceremonia civil a la que asistieron numerosos amigos y personalidades del mundo del arte y de la música. Entre los invitados estuvieron Juan Ramón Lucas, Imanol Arias, Loles León o Antonio Carmona y su mujer, Mariola Orellana. A la salida, el propio artista confesó que se trataba de una decisión largamente esperada, ya que conocía a Verónica desde la adolescencia y la consideraba la mujer de su vida. "Llevamos toda la vida juntos y ya sabemos de qué pie cojea cada uno. Vivir con un artista es difícil y ella me entiende desde el primer día. La conocí cuando ella tenía 16 años y tuve claro que era la mujer de mi vida. Le debía esta boda", compartió el cantante con los medios de comunicación que cubrieron su boda.
Una vida de lujo en Punta Cana desde 2021
En 2021, la familia decidió trasladar su residencia a Punta Cana, en la República Dominicana. Allí, Pitingo instaló lo que definió como su "cuartel general", desde donde coordinaba su carrera internacional con conciertos en Estados Unidos y Latinoamérica, escenarios en los que es considerado uno de los grandes del flamenco y del soul. Esta vida en el Caribe ha estado marcada por el lujo y la tranquilidad que ofrece el entorno paradisíaco de Punta Cana.
Sin embargo, la experiencia no resultó igual para Verónica. Mientras Pitingo viajaba constantemente por giras y compromisos profesionales, ella permanecía largos periodos sola, echando de menos a su familia y amigos en España. Este desajuste en sus vidas, sumado al desgaste natural tras tantos años juntos, parece ser que ha contribuido en la ruptura según recogen algunos medios.
El patrimonio del cantante frente a su divorcio
El divorcio ha puesto de manifiesto el patrimonio económico de Pitingo. Según datos recogidos por 'The Objective', el artista percibe en torno a 30.000 euros por cada concierto, tal y como se confirma a través de los detalles públicos de sus contratos en Ayuntamientos y departamentos de festejos en diferentes localidades. Un dato, ahora público, que revela el nivel de sus ingresos y el volumen de negocio que genera su carrera.
Además de su actividad artística, el cantante ha consolidado una vida marcada por el lujo. Su residencia en Punta Cana, situada en una de las zonas más exclusivas de la isla, es muestra de ese nivel de vida. Desde allí gestionaba sus actuaciones en festivales como Starlite, en Marbella, además de sus giras europeas, en las que cada verano volvía a España para actuar en los escenarios más relevantes.
Aunque la pareja no ha formalizado aún el divorcio de manera oficial, la noticia de su separación se ha convertido en un tema muy mediático. El interés público se centra no solo en el final de una de las relaciones más longevas del panorama musical, sino también en cómo se repartirá un patrimonio construido a lo largo de décadas de éxito. Lo cierto es que, más allá de las cifras económicas, la historia de Pitingo y Verónica Fernández es también la de un amor que comenzó en la adolescencia, que sobrevivió a los vaivenes de la fama y que durante muchos años estuvo cimentado en la confianza mutua. Sin embargo, las diferencias en el estilo de vida y los sacrificios personales han terminado por separar sus caminos.