Las sonadas enemistades públicas entre famosos e influencers en 2025: de Cayetana y Amaia a Laura Escanes y María Pombo

Las rupturas más comentadas entre famosos comparten un patrón claro: cuando se rompe, se rompe de verdad. Y en algunos casos, incluso se convierte en contenido
Amaia Montero y Cayetana Guillén Cuervo son "hermanas de vida": repasamos la historia de su amistad
Durante años, el universo del corazón vivió convencido de que todo se arreglaba con una foto, un abrazo forzado y un "todo está bien" delante de las cámaras. Pero 2025 decidió romper el guion. Este ha sido el año en que las amistades públicas no se salvan con filtros ni comunicados edulcorados. Aquí no hubo reconciliaciones de plató ni finales felices impostados: hubo silencios, 'unfollows' y distancias que ya no buscan arreglo.
Lejos del escándalo puntual, las rupturas más comentadas del año comparten un patrón claro: cuando se rompe, se rompe de verdad. Y en algunos casos, incluso se convierte en contenido.
Cayetana Guillén Cuervo y Amaia Montero: una respuesta ingenua y una ruptura inesperada
Durante años compartieron una amistad sólida y discreta, hasta que una respuesta aparentemente inocente lo cambió todo. Cayetana respondió con naturalidad a una pregunta de un periodista confirmando que Amaia volvía a La Oreja de Van Gogh, una información que no había sido anunciada oficialmente.

La reacción fue inmediata: Amaia dejó de seguir a Cayetana en redes, un gesto contundente tratándose de una de sus mejores amigas. No hubo explicaciones públicas ni intento de reconducir la situación. El silencio posterior confirmó que no se trataba de un malentendido pasajero, sino de una ruptura real, marcada por la sensación de traición y la gestión del control mediático.
Laura Escanes y María Pombo: cuando una risa lo cambia todo
El origen del distanciamiento tiene nombre propio: la polémica lectura pública de María Pombo. Laura Escanes bromeó sobre ello en el episodio en el programa de Henar Álvarez y ese momento marcó un antes y un después.

Desde entonces, comenzaron las pullas veladas, los silencios incómodos y las ausencias mutuas hasta llegar a un gesto definitivo: Marta Pombo dejó de seguir a Laura Escanes, sellando públicamente la ruptura. Más que una amistad rota, el choque refleja dos modelos opuestos de influencia, discurso y posicionamiento mediático.
Lola Lolita y Fabiana: un año de indirectas y un punto de no retorno
Lo suyo no fue una ruptura repentina, sino un desgaste prolongado durante meses: un año entero de indirectas, silencios y mensajes cruzados en redes, hasta que se conoció el origen del conflicto: Fabiana se habría liado con el ex de la hermana de Lola Lolita.

El dato clave: Lola decidió perdonar al ex, Álvaro, pero no a Fabiana. La traca final llegó en la entrega de los Premios Ídolo, donde Lolita dejó claro que la enemistad era pública, y aprovechó para comentar que había muchas envidias y celos a su alrededor, dando a entender que este había sido su peor año y que la enemistad no solo existía con Fabiana, sino con varias otras influencers.
Además, Lola supo transformar su conflicto en contenido: publicó un vídeo lleno de pullas y dobles sentidos que, lejos de generar polémica destructiva, convirtió su peor año en la mejor campaña de publicidad personal. Aquí no hubo marcha atrás; la ruptura se capitalizó de manera brillante.
Andy y Lucas: ruptura definitiva y revelaciones

Tras la gira final, la relación entre Andy y Lucas dejó de existir tanto musical como personalmente. La ruptura se hizo definitiva, y desde entonces Andy ha compartido públicamente detalles polémicos sobre Lucas, dejando ver tensiones que se habían ido acumulando durante años. Las diferencias creativas y personales que antes se intentaban manejar en privado ahora se han hecho visibles, y la química que los unía se ha roto de forma irreversible.
Ana Obregón: cuando la defensa se convierte en trinchera
El caso de Ana Obregón en 2025 es uno de los más controvertidos del año porque mezcla lealtad personal, exceso de exposición y una gestión mediática que ha generado nuevas enemistades. Su férrea defensa de Alessandro Lequio en relación con el caso de Antonia Dell’Atte volvió a colocarla en el centro de la polémica.
Ana no solo respaldó públicamente a Lequio, sino que cuestionó el relato de Dell’Atte, reabriendo un conflicto que muchos consideraban ya amortizado. Ese posicionamiento fue leído por parte de la opinión pública como una falta de empatía y un alineamiento acrítico con su expareja, generando rechazo incluso entre antiguos apoyos mediáticos.

La situación se agravó con su última polémica intervención vinculando declaraciones sobre el caso Epstein, un tema extremadamente sensible, que acabó mezclándose con su relato personal y familiar. El punto culminante llegó con su portada en '¡Hola!' junto a su nieta, donde, además de la imagen, sorprendió el discurso: Ana utilizó el espacio para opinar y reflexionar sobre el caso Epstein, algo que fue considerado por muchos como una asociación innecesaria y desafortunada.
El resultado ha sido una figura pública cada vez más polarizante. Ana Obregón sigue siendo protagonista indiscutible del relato mediático, pero en 2025 su presencia ya no genera consenso, sino división. Su defensa incondicional, su necesidad de controlar el relato y su tendencia a mezclar lo íntimo con lo político y judicial han convertido su figura en un foco constante de controversia.
Terelu Campos: posicionarse, perder aliados y pagar el precio profesional
El conflicto alrededor de Terelu Campos en 2025 ya no es solo una cuestión emocional o de desgaste personal, sino un posicionamiento claro que ha tenido consecuencias directas. Su apoyo explícito a Carlo Costanzia en plena tormenta mediática (después que Mar Flores publicara sus memorias) ha marcado un antes y un después.Terelu no optó por la ambigüedad. Defendió, justificó y respaldó públicamente (no olvidemos el posado de la vergüenza en su 60 aniversario) a Carlo cuando buena parte del entorno televisivo se mostraba crítico o directamente en contra. Ese gesto, leído por muchos como una lealtad personal mal calculada, la situó en el centro de la polémica y la alejó de antiguos aliados profesionales.

A nivel mediático, el movimiento tuvo coste: pérdida de apoyos en platós, tensiones internas en programas donde antes era voz incuestionable y una percepción creciente de que su discurso estaba más guiado por vínculos personales que por análisis objetivo. En televisión, posicionarse siempre tiene un precio, y Terelu lo ha pagado. Terelu eligió bando y, en 2025, sigue recogiendo las consecuencias.
Isabel Pantoja: la ruptura definitiva con sus hijos
Si hay una enemistad que define el 2025 de Isabel Pantoja, es la que mantiene con sus hijos. La relación con Kiko Rivera e Isa Pantoja ha pasado del distanciamiento al quiebre emocional absoluto, sin señales de posible reconciliación.
Las declaraciones de Kiko Rivera en su última intervención en '¡De Viernes!' marcaron un antes y un después. Kiko habló desde el cansancio, desde el dolor acumulado y, sobre todo, desde la certeza de que ya no espera nada de su madre. No hubo reproche impulsivo, sino una despedida emocional: la constatación de que el vínculo está roto.

Isabel, fiel a su patrón, ha respondido con silencio. Un silencio que, en este contexto, no calma sino que confirma. No hay gestos, no hay mensajes indirectos, no hay intentos públicos de acercamiento. La enemistad familiar se ha cronificado y se ha convertido en el eje central de su narrativa mediática.
En 2025, Isabel Pantoja aparece más sola que nunca, atrincherada en su postura y asumiendo el coste personal y público de no ceder. El conflicto con sus hijos ya no es un capítulo más: es el corazón de su historia actual.
El cierre de una era
2025 será recordado como el año en que el corazón dejó de creer en las reconciliaciones obligatorias, pero también como el momento en que las rupturas empezaron a generar relato por sí mismas. Incluso el conflicto, bien gestionado, se ha convertido en contenido.

Algunas enemistades no solo se asumen: se capitalizan. El caso de Lola Lolita y Fabiana es paradigmático. Supieron —cada una desde su lado— sacar rédito narrativo, emocional y mediático de la ruptura, transformando el final de una amistad en una historia que mantuvo enganchada a la audiencia durante meses y seguimos enganchados.
El público ha cambiado y los protagonistas también. Hoy se acepta que no todo se arregla, que no toda amistad sobrevive a la fama y que, en ocasiones, incluso el adiós forma parte del negocio. Porque en 2025 el corazón entendió algo esencial: hasta las rupturas, cuando se cuentan bien, crean contenido.
